El "Diccionario Filosófico" de Voltaire, cuyo verdadero nombre era François-Marie Arouet, es una obra emblemática del siglo XVIII que combina ingenio, erudición y un profundo espíritu crítico. Publicado por primera vez en 1764 bajo el pseudónimo de un editor londinense pero realmente impreso en Ginebra, este compendio no es un diccionario ordinario, sino una herramienta de combate intelectual y filosófico contra lo que Voltaire denominaba "la Infamia", refiriéndose principalmente a los prejuicios, la superstición y las estructuras eclesiásticas y políticas opresivas de su tiempo.
A lo largo de sus páginas, el "Diccionario Filosófico" despliega una serie de entradas que van desde "Abad" hasta "Zoroastro". Cada artículo, redactado con una mezcla de sarcasmo, ironía y crítica mordaz, ofrece reflexiones sobre temas religiosos, morales, políticos y filosóficos. Originalmente compuesto por 73 artículos, la obra se expandió a 118 para su edición de 1769, reflejando las revisiones y adiciones críticas de Voltaire, quien no vaciló en intensificar el tono anticristiano y antiautoritario conforme evolucionaba el texto.
El origen de este diccionario se encuentra en la influencia y las experiencias de Voltaire en la corte de Federico II de Prusia y su posterior colaboración frustrada con la Encyclopédie de Diderot y D’Alembert. Después de varios desencuentros y escándalos, incluido el provocado por su artículo "Ginebra", Voltaire decidió centrarse en una obra que pudiera articular de manera más directa y accesible sus críticas y visiones. El "Diccionario Filosófico" se concibió como un manual portátil que, a diferencia de la voluminosa Encyclopédie, pudiera alcanzar a un público más amplio y servir efectivamente como instrumento de ilustración y cambio.
La publicación del diccionario causó gran consternación y escándalo, particularmente entre las autoridades religiosas y políticas que veían amenazadas sus estructuras por la aguda crítica de Voltaire. A pesar de ello, o quizás gracias a ello, la obra tuvo un éxito considerable, atrayendo a lectores de toda Europa y alimentando los debates intelectuales de la época. Con cada edición revisada, Voltaire no solo actualizaba los contenidos, sino que también afilaba su pluma contra los abusos e inconsistencias que observaba en la sociedad, haciendo de su "Diccionario Filosófico" una pieza clave en la lucha por la razón y el progreso humano.