"Dios nació mujer" de Pepe Rodríguez es una exploración profunda y reveladora de cómo las percepciones de lo divino han evolucionado a lo largo de la historia humana, particularmente en relación con el género. Rodríguez nos lleva en un viaje a través de las eras, comenzando en las sociedades prehistóricas donde la divinidad era predominantemente femenina. Este libro detalla cómo, en culturas que datan desde aproximadamente 30000 a.C. hasta 3000 a.C., la figura central en las cosmogonías era una "Gran Diosa", visualizada como una fuente materna de creación y destrucción, vida y muerte. Estas deidades femeninas eran vistas como omnipotentes, reguladoras del caos y el orden, la oscuridad y la luz, simbolizadas con atributos femeninos marcados como senos y vientres preñados.
El autor argumenta que el concepto de un dios masculino solo comenzó a surgir y ganar prominencia varios milenios después, alrededor del VI milenio a.C., y no alcanzó una posición dominante hasta mucho más tarde, en torno al III o II milenio a.C. Rodríguez subraya cómo los cambios en la estructura socioeconómica de las sociedades, especialmente con la transición a prácticas agrícolas, influyeron dramáticamente en estas percepciones religiosas. A medida que los hombres comenzaron a participar más activamente en la producción de alimentos y en la defensa, gradualmente usurparon el poder y control que históricamente habían estado en manos de las mujeres.
En la era de la agricultura excedentaria, Rodríguez explica cómo emergió la figura del dios masculino, acompañada por la formación de un clero, una sociedad de clases y una estructura monárquica, con la mujer cada vez más subyugada y vista como propiedad del hombre. Este cambio de poder también se reflejó en el cielo: la divinidad femenina fue gradualmente eclipsada por deidades masculinas, quienes tomaron roles dominantes y redefinieron los mitos para justificar el nuevo orden social.
"Dios nació mujer" no solo ofrece un análisis detallado de cómo y por qué la imagen de lo divino se transformó de femenino a masculino, sino que también provoca una reflexión sobre las implicaciones de estos cambios en la percepción y el status de las mujeres en la sociedad contemporánea. Rodríguez plantea preguntas críticas sobre el poder, género y religión, invitando a los lectores a reconsiderar las narrativas tradicionales y a explorar las conexiones entre mito, cultura y opresión.