"Eduardo III", atribuido a William Shakespeare y posiblemente coescrito con Thomas Kyd, es una obra que sumerge al espectador en las turbulentas aguas del siglo XIV, explorando el reinado de Eduardo III de Inglaterra, un periodo marcado por la inicial fase de la Guerra de los Cien Años. Este drama histórico no solo captura las ambiciones y conflictos bélicos de la época sino que también se adentra en las complejas interacciones entre el amor, el poder y el deber.
La trama se despliega en un contexto de tensión política y militar. Eduardo III, influido por Artois, un noble de origen francés y aliado de Inglaterra, decide reclamar el trono francés que cree que le pertenece por derecho. Paralelamente, se enfrenta a amenazas más cercanas; el rey David II de Escocia ha sitiado el castillo de Roxborough, defendido por la Condesa de Salisbury. La intervención de Eduardo en este sitio introduce uno de los ejes centrales de la obra: su inmediata y profunda atracción por la Condesa de Salisbury, cuyo esposo se encuentra en la guerra.
La obra teje una compleja red de emociones y lealtades. Eduardo, aunque casado, queda prendado de la Condesa y lucha internamente entre su deseo por ella y su deber como rey. Este conflicto personal refleja el mayor tema de la obra: la dualidad entre el amor y el poder. La Condesa, por su parte, utiliza su ingenio y elocuencia para manejar la situación, protegiendo su virtud y su honor. Este interludio amoroso destaca la capacidad de Shakespeare para explorar la interacción entre la sexualidad y la autoridad, un tema que también aborda en su poema "La violación de Lucrecia".
Además de los dilemas personales, la obra está impregnada del espíritu caballeresco de la época, simbolizado en la fundación de la Orden de la Jarretera por Eduardo III. Aunque la Orden no se menciona directamente, el ideal de caballerosidad y honor permea la narrativa, ofreciendo una visión de cómo los conceptos de honor y deshonra influyen en las acciones y decisiones de los personajes.
"Eduardo III" es una obra que, aunque menos conocida dentro del corpus shakespeariano, ofrece una mirada profunda a las tensiones y conflictos de la Inglaterra medieval, combinando la historia con la tragedia personal y el análisis ético y moral. Con su enfoque en temas como el poder, el amor y el honor, esta obra continúa resonando con las audiencias modernas, desafiándolas a contemplar la complejidad de la condición humana y las consecuencias de nuestras elecciones.