'Educación del príncipe cristiano', escrita por Erasmo de Rotterdam en 1516, es una obra fundamental en la literatura del Renacimiento y un emblema del pensamiento humanista aplicado a la política. Erasmo, conocido por su crítica a la corrupción eclesiástica y su llamado a un retorno a los valores cristianos primitivos, aborda en este tratado la formación ética y moral de los futuros gobernantes desde una perspectiva cristiana.
La obra fue redactada con el propósito de instruir al joven Carlos de Austria, futuro emperador Carlos V, por encargo del Canciller de Brabante. A través de la educación de un príncipe que debe regir bajo principios cristianos, Erasmo propone un modelo de liderazgo que contrapone radicalmente a las ideas maquiavélicas expuestas en 'El Príncipe', publicado tres años antes. Mientras Maquiavelo se enfoca en la astucia política sin consideraciones morales, Erasmo enfatiza la importancia de la virtud, el pacifismo, y el bienestar común.
La obra critica duramente a los líderes que, proclamándose cristianos, actúan en contra de los preceptos del Evangelio. Erasmo señala la hipocresía de la Iglesia jerárquica y de los príncipes que buscan el poder por el poder mismo, y no para el bienestar de sus pueblos. En este sentido, el humanista neerlandés aboga por un pacifismo integral, rechazando la guerra como medio para resolver conflictos y destacando las consecuencias devastadoras de estas para la sociedad, especialmente para los más vulnerables.
La estructura del libro comienza con una dedicatoria a Carlos, donde Erasmo expone su visión de un mandato divino que requiere sabiduría y compasión. Este prefacio no solo establece el tono de la obra, sino que también plantea un desafío directo al joven príncipe: ser un gobernante que, alineado con los verdaderos principios cristianos, pueda transformar positivamente su reino y servir como ejemplo para otros líderes.
En resumen, 'Educación del príncipe cristiano' no solo es un manual de ética política, sino también un llamado a la conciencia y a la responsabilidad moral de los que están destinados a liderar. Erasmo utiliza su erudición y su fe para esbozar un ideal de gobernante que, lejos de las maquinaciones políticas de su tiempo, aspira a la justicia, la paz y el bien común.