En "Égloga de dos rascacielos", Luis García Montero nos ofrece un poema original y profundamente urbano que explora la condición humana a través de la voz de dos rascacielos personificados. Este trabajo poético captura la esencia de la vida moderna en la ciudad, con sus desafíos, su soledad y la constante búsqueda de significado en medio del caos urbano.
El poema se inicia con dos rascacielos que lamentan su destino bajo el sol invernal, un símbolo de la frialdad y la impersonalidad de la vida en la ciudad. A través de sus diálogos, Montero expone los celos y las disputas que surgen en relaciones marcadas por la desconfianza y la falta de libertad, reflejando así las complejidades de las interacciones humanas en un entorno moderno.
El autor hace un llamado directo al lector, caracterizándolo como parte de una masa que se desplaza de manera automática y rutinaria entre el trabajo y el hogar. Este lector, que alguna vez fue joven y soñador, ahora se encuentra atrapado en la monotonía de su vida diaria, incapaz de sentir o expresar pasión. Aquí, Montero invita a reflexionar sobre la pérdida de la juventud y el desgaste emocional que implica la vida en la ciudad.
Con un tono íntimo y reflexivo, "Égloga de dos rascacielos" no solo narra la historia de estos dos gigantes de concreto, sino que también interpela al lector sobre su propia vida, sus elecciones y la alienación que a menudo acompaña a la vida urbana. El poema es un espejo en el que se reflejan tanto las estructuras físicas de la ciudad como las estructuras emocionales de sus habitantes.
Publicado por Ediciones Hiperión, este poema es parte de un cuerpo más amplio de obra de García Montero, quien se destaca por su capacidad para conectar lo personal con lo universal, y lo íntimo con lo social. "Égloga de dos rascacielos" es una lectura esencial para aquellos interesados en la literatura contemporánea que aborda temas de modernidad, soledad y la búsqueda de significado en tiempos complejos.