El árbol de la ciencia, publicado en 1911 por Pío Baroja, es una novela profundamente filosófica que explora temas de angustia, amargura existencial y hastío a través de la vida de Andrés Hurtado, un estudiante de medicina en el Madrid de finales del siglo XIX. Esta obra, que forma parte de la trilogía La raza, es considerada por el propio autor como su mejor novela de carácter filosófico y la más completa de todas sus creaciones.
La novela se divide en dos partes principales intercaladas por un intenso diálogo filosófico entre Andrés y su tío Iturrioz, donde se discuten las diferencias entre el racionalismo y el vitalismo. En la primera parte, Baroja utiliza a Andrés para ofrecer una crítica mordaz de la sociedad madrileña, destacando la decadencia de las instituciones educativas y la superficialidad de las relaciones sociales. La segunda parte sigue a Andrés en su carrera como médico en Alcolea y luego de regreso en Madrid, donde enfrenta la cruda realidad del campesinado y la prostitución urbana. Su matrimonio con Lulú, una mujer que conoce durante sus años de estudiante, culmina en una unión desafortunada, reflejando la continua desilusión que permea su vida.
El estilo narrativo de Baroja en El árbol de la ciencia se caracteriza por un narrador en tercera persona que se centra principalmente en Andrés, permitiendo a los lectores un acceso íntimo a sus pensamientos y emociones mientras se mantiene una perspectiva crítica y distante sobre los eventos que lo rodean. La novela también se destaca por su riqueza de personajes secundarios, cada uno de los cuales contribuye a la pintura de una sociedad plagada de vicios y desencanto.
Como representante de la Generación del 98, Baroja impregna la obra con el espíritu de este movimiento literario, reflejando un profundo pesimismo y una crítica a la realidad española de la época, marcada por el desgaste moral y el escepticismo intelectual. El árbol de la ciencia no solo es una exploración de los dilemas morales y existenciales de su protagonista, sino también un comentario sobre la crisis de identidad y los desafíos sociales de España en el cambio de siglo.
En resumen, El árbol de la ciencia es una obra esencial para entender no solo el pensamiento y la estética de Baroja, sino también para apreciar la complejidad de la cultura y la filosofía españolas en un momento crítico de su historia.