El cuento de nunca acabar, obra escrita por Carmen Martín Gaite, nos invita a un viaje literario que se despliega en cuatro partes: "Siete prólogos", "A campo través", "Ruptura de relaciones" y "Río revuelto". Este libro se erige no solo como un texto, sino como una exploración sobre la narración, el amor, y la mentira, entrelazados en una danza que recupera la frescura de la escucha infantil, un estado donde predomina la curiosidad y la emoción genuina.
La autora propone que la narrativa es un acto de comunicación dual, dependiente tanto del narrador como del oyente, enfatizando que contar una historia debe ser un acto jugado con la seriedad de un niño absorto en su juego más querido. A través de sus páginas, Martín Gaite nos recuerda que narrar es revertir a ese estado de fascinación pura, donde las historias se reciben con una mente abierta y un corazón dispuesto a sentir.
La estructura del libro es en sí misma una declaración de intenciones: los "Siete prólogos" juegan con la idea del número mágico siete, y cada uno enfrenta una pregunta fundamental sobre el arte de narrar - quién narra, a quién se narra, por qué, dónde, cuándo, cómo, y qué se narra. Martín Gaite, con su habitual maestría, convierte la estructura del libro en un reflejo de su contenido: una reflexión sobre la narrativa como un arte que es tanto un reflejo de la vida como una invención sobre ella.
Las ilustraciones de Francisco Nieva añaden una dimensión visual a la obra, complementando los temas con imágenes que capturan la esencia de las palabras de Martín Gaite. Este diálogo entre texto e imagen enriquece la experiencia del lector, sumergiéndolo aún más en el juego literario propuesto por la autora.
Además, el libro es un homenaje a su amigo fallecido Gustavo Fabra, quien es descrito como el "interlocutor ideal". Este detalle personal no solo humaniza a la autora, sino que añade profundidad a la lectura, sabiendo que el texto también sirve como un espacio de memoria y tributo.
En última instancia, El cuento de nunca acabar se revela como una obra cumbre en la carrera de Carmen Martín Gaite, un compendio de reflexiones que desafían nuestra percepción sobre la narración y nos animan a abordar cada historia con la maravilla y el asombro de nuestra propia infancia. Es tanto una guía para escritores como una invitación a todos los lectores a perderse en el encanto de las historias bien contadas.