"El Enfermo", una obra breve de Azorín, fue escrita en 1943 como una introspectiva exploración de los desafíos personales del autor en relación con su propia edad y el inevitable paso del tiempo. Azorín, un destacado representante de la Generación del 98, utiliza este relato para expresar sus temores y reflexiones sobre cómo la vejez afecta su actividad como escritor, invitando al lector a un viaje íntimo a través de sus pensamientos más profundos.
La narrativa se centra en un protagonista que se enfrenta a las realidades de su envejecimiento, una etapa en la que las exigencias físicas y mentales comienzan a cobrar un peaje inesperado. A través de este personaje, Azorín medita sobre la evolución de la identidad personal y la lucha por preservar el mundo interior frente a las presiones externas y sociales. Las reflexiones del protagonista tienen un tono melancólico pero también de aceptación, lo que aporta una dimensión filosófica a su experiencia.
A medida que el relato avanza, el autor enfatiza la importancia de la introspección y el autoanálisis. La salud, un tema central de la obra, se convierte en una metáfora de la fragilidad humana y la inevitable decadencia que acompaña al paso del tiempo. Azorín aborda este tema con una sensibilidad aguda, revelando su preocupación por el impacto de la salud en su capacidad creativa y su legado como escritor.
Además, "El Enfermo" ofrece una defensa del mundo interior, un refugio contra las demandas de una sociedad que a menudo valora la productividad sobre el bienestar personal. Con su característico estilo lírico y contemplativo, Azorín invita al lector a valorar la vida interior como un espacio de resistencia y autenticidad en un mundo en constante cambio.
Publicada en una época en la que Azorín ya era un veterano de las letras españolas, esta obra refleja su madurez artística y su capacidad para transformar experiencias personales en literatura universal. "El Enfermo" no es solo una reflexión sobre la vejez y la salud; es una meditación sobre la vida misma, escrita con la maestría de un autor que comprendía profundamente la condición humana.