En El escándalo Lemoine, Marcel Proust se sumerge en una de las historias reales más intrigantes de principios del siglo XX, protagonizada por Henri Lemoine, un ingeniero que afirmó haber descubierto un método revolucionario para fabricar diamantes a partir de carbón. Esta afirmación atrajo la atención y las inversiones de importantes figuras de la época, incluyendo a magnates de la industria minera y a miembros de la alta sociedad parisina, como el propio Proust.
El libro se estructura en una serie de narraciones cortas, cada una escrita al estilo de grandes literatos franceses como Flaubert, Balzac o Saint-Simon. Proust, con un ingenio literario sin igual, no solo relata el proceso del engaño y su impacto devastador en la bolsa de París, sino que también captura las reacciones y el desenlace social que siguió al descubrimiento de la estafa. Las acciones de De Beers, la compañía de diamantes, se desplomaron, y Lemoine, en un intento de recuperar su fortuna, compró una gran cantidad de estas acciones, especulando que su valor se recuperaría.
El desenlace es tan dramático como su premisa: Lemoine es eventualmente descubierto y llevado a juicio, culminando en su encarcelamiento. Mientras tanto, Proust observa y documenta el escándalo, encontrando en él la inspiración literaria para experimentar con las voces y estilos de otros autores, explorando así nuevas dimensiones de su propia escritura. Este enfoque no solo enriquece la narrativa, sino que también ofrece una crítica mordaz y satírica de la sociedad de su tiempo.
Publicado en la colección Breves del Ático, El escándalo Lemoine no es solo un testimonio de un momento histórico particular, sino también una obra que destaca por su originalidad y profundidad literaria. Es en esta obra donde Proust comienza a perfilar el estilo que luego perfeccionaría en su célebre obra En busca del tiempo perdido. A través de la recreación de estilos literarios, Proust no solo rinde homenaje a los grandes maestros de la literatura francesa, sino que también se posiciona críticamente frente a ellos, ofreciendo nuevas formas de entender la narrativa y la representación de la realidad.
Virginia Woolf y Françoise Sagan han reconocido el genio de Proust en su capacidad para combinar sensibilidad y tenacidad, y en cómo después de él, la literatura no podría ser la misma. Este libro es, por tanto, un imprescindible tanto para los admiradores de Proust como para aquellos interesados en la literatura francesa y las historias de grandes estafas financieras y sociales.
