"El hereje", escrita por Miguel Delibes y publicada en 1998, nos sumerge en la atmósfera del siglo XVI, en la ciudad de Valladolid, durante el reinado de Carlos V. Esta novela de ficción histórica, que se ha ganado el Premio Nacional de Literatura en 1999, explora la vida de Cipriano Salcedo en el contexto de la Contrarreforma y la Inquisición española.
La historia comienza el mismo día que Martín Lutero publica sus noventa y cinco tesis, el 31 de octubre de 1517, marcando el nacimiento de Cipriano Salcedo en Valladolid. Huérfano de madre desde su nacimiento y criado sin el amor paternal, Cipriano encuentra consuelo en Minervina, su nodriza, quien juega un papel crucial en su desarrollo emocional y espiritual. A medida que crece, se convierte en un próspero comerciante, pero es su contacto con las corrientes protestantes lo que define su destino.
Las ideas reformistas de Lutero comienzan a filtrarse en la Península Ibérica de manera clandestina, lo que pone a Cipriano en el radar del Santo Oficio. La novela detalla con precisión la vida cotidiana en Valladolid, mostrando no solo la evolución del protagonista sino también el pulso social y religioso de la época. Delibes, dedicando esta obra a su ciudad natal, recrea con maestría los paisajes y las costumbres locales, sumergiendo al lector en una época de fervor religioso y persecuciones.
La trama alcanza su clímax con el juicio y el auto de fe contra la secta erasmista-luterana de Agustín Cazalla, en el cual Cipriano, ahora firmemente adherido a las nuevas ideas protestantes, se ve envuelto. Este evento histórico sirve como telón de fondo para explorar temas más amplios de fe, libertad y la lucha contra la opresión. Delibes utiliza estos eventos no solo para trazar el destino de su protagonista sino también para hacer una crítica más amplia sobre la intolerancia religiosa y la lucha por la libertad de conciencia.
"El hereje" no sólo es un retrato vívido de una época tumultuosa, sino también un testamento literario e ideológico de Miguel Delibes, que a través de la ficción histórica plantea cuestiones atemporales sobre la moral, la sociedad y el individuo. Esta obra, al final, es un alegato en defensa de la libertad personal y de las creencias, un tema que, aunque ambientado en el pasado, resuena con cuestiones contemporáneas.