En "El hombre del Luxemburgo", Arnaldo Calveyra nos invita a sumergirnos en una exploración poética profunda y sutil, donde la introspección y el paisaje se entrelazan para crear un tejido de imágenes y reflexiones que trascienden lo cotidiano. Este poemario, el más reciente del autor, representa la culminación de su obra, en la que su sensibilidad poética alcanza su máxima expresión y brillantez. Publicado en 1997 por Editorial Tusquets dentro de la serie "Nuevos textos sagrados", este volumen consta de 96 páginas de pura evocación lírica.
La trama del libro se despliega en París, aunque bien podría ser cualquier ciudad del mundo, y más específicamente en los Jardines del Luxemburgo. El protagonista, un hombre anónimo, se encuentra paseando una tarde por este emblemático lugar. Sin embargo, este simple acto de caminar se transforma en una intensa jornada de autoexploración y memoria. Mientras observa elementos naturales como la hojarasca, una fuente solitaria, los árboles y las nubes, su mente viaja a escenas distantes y tiempos pasados en tierras lejanas más allá del océano.
El poeta articula una dualidad fascinante entre dos horizontes: el pasado y el presente, la infancia y la madurez, la patria de origen y la adoptiva. Esta división se convierte en la fuente de una poesía que se impone con una sintaxis deslumbrante y pensamientos vertiginosos que capturan al lector en un torbellino emocional y cognitivo. Calveyra logra construir un mundo de luz y destellos que emerge tanto de la memoria como del paisaje observado, un mundo que, según sugiere, únicamente puede existir dentro del dominio de la poesía.
La obra de Calveyra, aunque celebrada ampliamente en Francia y aún no tan conocida en el resto del mundo hispano, ofrece una experiencia literaria rica y conmovedora que desafía las fronteras del lenguaje y la geografía. "El hombre del Luxemburgo" no es solo un libro de poesía, sino un viaje sensorial y emotivo que invita a cada lector a confrontar sus propias escisiones y reconstruir sus horizontes a través del poder transformador de la palabra poética.
