"El mar y el tiempo", dirigida y escrita por Fernando Fernán Gómez, es una obra cinematográfica española que profundiza en las heridas y la nostalgia de una familia marcada por la guerra civil. Ambientada en Madrid durante el turbulento año de 1968, la película nos introduce en la vida de Eusebio, interpretado por Fernán Gómez, quien gestiona un modesto restaurante y cuida de su madre enferma, junto a sus dos hijas de ideologías contrapuestas.
La trama se intensifica con el regreso de un hermano exiliado, quien había huido a Argentina tras la guerra civil española debido a sus ideales anarquistas. Este retorno desencadena una serie de eventos emocionales que sacuden la estabilidad de la familia. La película presenta una mezcla de drama y momentos de reflexión sobre el impacto del exilio y la política en las relaciones personales y familiares.
Los personajes de "El mar y el tiempo" son una amalgama de fuerzas en conflicto y lealtades divididas, representadas magistralmente por un elenco estelar que incluye a Rafaela Aparicio y María Asquerino, cuyas actuaciones fueron reconocidas en los Premios Goya. Aitana Sánchez-Gijón y Cristina Marsillach aportan frescura y profundidad a la narrativa, interpretando a las hijas de Eusebio, cada una con su perspectiva y respuesta al entorno cambiante.
Este filme no solo captura el espíritu de una época, sino que también ofrece un estudio introspectivo sobre cómo el pasado político y las decisiones personales afectan a las generaciones futuras. La dirección de fotografía de José Luis Alcaine ayuda a sumergir al espectador en la época, con imágenes que reflejan tanto la belleza como la melancolía de los momentos retratados. La música de Mariano Díaz, por otro lado, acompaña de manera sublime cada escena, reforzando el tono emocional de la película.
"El mar y el tiempo" es un testimonio de la habilidad de Fernán Gómez para crear una narrativa compleja y emocionalmente cargada con una aparente sencillez. Es un viaje sentimental que desentraña la complejidad de los lazos familiares y el dolor del exilio, convirtiéndose en una pieza esencial para entender no solo la historia de España, sino también la naturaleza humana frente al conflicto y la pérdida.