En la obra más reciente de Manuel Vilas, "El mejor libro del mundo", publicada por la editorial Destino, el autor aragonés se sumerge en una introspección literaria y personal que desafía los límites entre la ficción y la realidad. A través de un protagonista que es un reflejo distorsionado del propio Vilas, la narración explora la vida de un escritor al borde de los sesenta años que se enfrenta a su pasado, analiza su presente y se proyecta hacia un futuro incierto, todo ello con el objetivo de crear una obra que trascienda su existencia.
El libro se presenta como una comedia sobre la vida de un escritor que oscila entre el éxito deseado y el temor al olvido. Cada día, el protagonista se levanta, desayuna y se dirige a su oficina, un santuario personal donde se dedica a la tarea monumental de escribir "el mejor libro del mundo". Esta meta, aunque irónicamente destinada al fracaso, se convierte en la fuente de numerosas situaciones tanto cómicas como trágicas, revelando las fragilidades y absurdos del mundo literario y de la condición humana.
La novela no solo ofrece un relato sobre las aspiraciones y desilusiones de su protagonista, sino que también actúa como un espejo crítico de la sociedad y de la comunidad literaria. Vilas, conocido por su habilidad para entrelazar su vida con su obra en títulos anteriores como "Ordesa" y "Alegría", aquí profundiza en esta técnica, creando un personaje que es al mismo tiempo un alter ego y un antihéroe, cuyas experiencias resonarán con cualquiera que alguna vez haya luchado por crear algo perdurable bajo la sombra del fracaso inevitable.
Críticos y colegas escritores ya han elogiado "El mejor libro del mundo" por su honestidad brutal y su enfoque único. Sara Mesa lo describe como una "comedia salvaje" que habla directamente al alma, mientras que Luis Landero resalta su humanidad y brillantez. Por su parte, Juan José Millás lo considera más que un libro, "un incendio" que consume a sus lectores con la intensidad de sus páginas.
Con este nuevo título, Manuel Vilas no solo promete entretener, sino también provocar una reflexión profunda sobre las contradicciones de la vida creativa, haciendo de "El mejor libro del mundo" una lectura obligatoria para los amantes de la literatura contemporánea que buscan entender no solo a un escritor, sino al arte de la escritura misma.