"El mundo" de Juan José Millás es una obra autobiográfica que oscila entre la realidad y la ficción, sumergiendo al lector en un viaje introspectivo y emocional a través de los recuerdos de infancia del autor. Esta novela nace de un encargo periodístico peculiar: escribir un reportaje sobre sí mismo. En el proceso de auto-observación, Millás se enfrenta a los fantasmas de su pasado, lo cual lo conduce a la redacción de esta novela, en lugar del reportaje inicialmente previsto.
La historia se centra en la figura del joven Juanjo, quien crece en un ambiente marcado por la falta de afecto y recursos económicos en su barrio. A lo largo del relato, se entremezclan las vivencias cotidianas con las aventuras y desventuras junto a su peculiar amigo "El vitaminas". Este amigo, enfermizo y lleno de fantasías, ofrece a Juanjo una escapatoria a su cruda realidad, compartiendo con él secretos y relatos que parecen más grandes que la vida misma desde la perspectiva de un niño.
La novela no solo explora los aspectos más sombríos y tiernos de la infancia, sino que también refleja cómo estos momentos modelan la adultez del protagonista. El taller de electromedicina de su padre, donde Millás observa el uso de un bisturí eléctrico, se convierte en una metáfora de su escritura: un medio para cauterizar las heridas del alma al mismo tiempo que se infligen. Esta revelación no solo le ayuda a entender su impulso hacia la escritura, sino que también proporciona un punto de inflexión en su narrativa, mostrando cómo los objetos y recuerdos más mundanos se transforman en el material literario más profundo.
Con una prosa dinámica y un enfoque muy personal, Millás consigue mantener al lector inmerso en su mundo, a pesar de las críticas divididas sobre su estilo y contenido. Algunos lectores encuentran la obra dispersa y aburrida, mientras que otros la celebran como un espejo de sus propias experiencias y un ejemplo del talento narrativo de Millás. En cualquier caso, "El mundo" se erige como un testimonio del poder de la literatura para explorar y dar sentido a nuestras vidas, haciendo de lo ordinario algo extraordinario.