En "El pintor de batallas", Arturo Pérez-Reverte teje una trama apasionante y profundamente introspectiva, situada en la costa de España, donde el protagonista, Andrés Faulques, un fotógrafo de guerra retirado, se dedica a pintar un vasto mural en una torre de piedra. A través de su arte, Faulques busca encapsular las atrocidades y la belleza inesperada que presenció durante su carrera, intentando así comprender y procesar sus propias experiencias y traumas.
La aparente paz de Faulques se ve interrumpida por la llegada de Ivo Markovic, un croata que fue sujeto de una de sus fotografías más famosas durante las Guerras Yugoslavas. Markovic, cuya vida fue devastada por la publicidad de esa imagen, llega con la intención de matar a Faulques, pero antes desea respuestas que sólo el fotógrafo podría proporcionarle. Este encuentro desencadena una serie de diálogos filosóficos sobre la naturaleza de la guerra, el papel de aquellos que la documentan y las cicatrices psicológicas que deja en individuos y sociedades.
La historia también explora la relación de Faulques con Olvido Ferrara, una figura clave de su pasado. Olvido, una mujer apasionada por el arte y la fotografía, acompaña a Faulques en varios de sus viajes a zonas de conflicto antes de perder trágicamente la vida. La narrativa intercala los recuerdos de Faulques sobre su amor y pérdida con la tensión del presente, donde la amenaza de muerte a manos de Markovic pende constantemente sobre él.
La novela culmina en un clímax emocional y reflexivo, donde Faulques y Markovic, a través de su confrontación, exploran las complejidades del perdón, la memoria y la redención. Mientras Faulques continúa con su mural, que es descrito como "malvado" por una visitante, se ve obligado a reconsiderar no solo su arte sino también su propia humanidad y la de aquellos que ha retratado.
"El pintor de batallas" es una obra que desafía al lector a cuestionar la ética de observar versus participar, y los límites de la representación artística en contextos de violencia extrema. A través de su poderosa prosa y sus personajes complejos, Pérez-Reverte ofrece una meditación sobre el arte, la guerra y la inescapable búsqueda de significado en un mundo caótico.
