El poder de las tinieblas, un drama en actos de León Tolstói, ofrece una exploración cruda y desgarradora de la moralidad, la culpa y la redención en el entorno rural de la Rusia del siglo XIX. Escrita en 1886 pero prohibida en su país de origen hasta 1902 debido a su contenido controversial y oscuro, la obra se sumerge en los aspectos más sombríos del alma humana a través del personaje central, Nikita, un campesino cuyas decisiones inmorales desencadenan una cadena de eventos trágicos.
Nikita inicia su descenso a la oscuridad seduciendo y abandonando a Marinka, una joven huérfana. Su vorágine de destrucción continúa cuando la encantadora Anisija, en un acto de desesperado amor y ambición, asesina a su marido para poder estar con Nikita. Juntos, sumidos en la manipulación y la culpa, perpetúan un ciclo de violencia y traición que culmina con un acto abominable: el asesinato del bebé que Nikita tiene con su hijastra.
La profundidad de la tragedia alcanza su clímax el día de la boda de la hijastra de Nikita, cuando, superado por el remordimiento y la desesperación, decide confesar sus crímenes a las autoridades. Esta confesión actúa no solo como un momento de catarsis personal para Nikita, sino que también sirve como un poderoso comentario sobre las fuerzas destructivas de la ignorancia y el mal moral que Tolstói veía en su sociedad.
La obra, que finalmente se estrenó en Moscú en 1902, fue un desafío para su época, abordando temas de moralidad sexual y justicia social con una franqueza que no era común. La representación de Tolstói de la brutalidad y el realismo de la vida campesina, y su inquebrantable examen del poder corrosivo del pecado y la redención, hacen de El poder de las tinieblas una obra fundamental del teatro naturalista. A través de su representación sin concesiones de la depravación humana, la obra invita a la reflexión sobre la capacidad de cambio y la búsqueda de la redención, temas que resuenan con perturbadora actualidad.