En "El político", Baltasar Gracián nos presenta un encomio biográfico dedicado a Fernando el Católico, rey que marcó un antes y un después en la historia de España. Publicado en 1640, este libro no solo conmemora a un monarca, sino que también propone un modelo de gobernanza ejemplar, dirigido tanto a sus contemporáneos como a futuras generaciones de líderes. En una época donde el Renacimiento y el Barroco cultivaban el género de la biografía laudatoria, Gracián eleva a Fernando a la categoría de arquetipo, destacándolo sobre otros monarcas y convirtiéndolo en un espejo en el que deben mirarse todos los príncipes.
La obra se estructura como un discurso académico unitario, sin divisiones claras de capítulos, pero con un esquema compositivo que refleja rigurosamente las características y las virtudes del rey Fernando a través de comparaciones con otros hechos y figuras históricas. Este esquema se asemeja al de un emblema, donde la cualidad o característica política del rey se presenta como un lema, seguido de ejemplos históricos que actúan como una pictura (dibujo alegórico), y una conclusión que sería el epigrama. Esta estructura no solo refuerza la argumentación de Gracián sino que también facilita la comprensión de las virtudes reales en un marco tanto histórico como moral.
Gracián no se limita a alabar, sino que utiliza un enfoque crítico para examinar cada acción de Fernando, mostrando cómo sus decisiones siempre superaron a las de otros en situaciones similares. Si el ejemplo histórico es digno de imitación, Fernando siempre aparece como superior; si es un ejemplo a evitar, se muestra que él nunca cometió tales errores. Este análisis se profundiza mediante un esquema quíntuple basado en la tradición escolástica, donde se examina al rey a través de cinco virtudes principales: prudencia, justicia, fortaleza, templanza y fe. Cada una de estas virtudes se corresponde con una parte del cuerpo humano, sugiriendo que un buen gobernante debe ser completo y equilibrado en todas sus capacidades y acciones.
"El político" de Baltasar Gracián no solo es un tributo a Fernando el Católico sino también una obra didáctica que ofrece lecciones atemporales sobre el liderazgo y la administración del poder. Al proponer a Fernando como un ideal a seguir, Gracián invita a todos los líderes a aspirar a la grandeza y la sabiduría en el ejercicio de sus funciones, subrayando la importancia de la humanidad y la moralidad en la política.