"El robot humano", coescrito por Isaac Asimov y Robert Silverberg, es una novela que explora la evolución de un robot extraordinariamente dotado llamado Andrew, quien desafía las fronteras entre lo artificial y lo humano. Publicada en 1993, la obra es una extensión de "El hombre bicentenario", uno de los relatos cortos más icónicos de Asimov, enriquecido por la mano de Silverberg.
La historia sigue a Andrew, un robot cuya capacidad para aprender y adaptarse lo lleva a un viaje de autodescubrimiento y humanización. Con una longevidad que complica su interacción constante con los humanos, Andrew presencia la vida y muerte de aquellos a quienes llama amigos, como Sir, Little Miss y George. Estas experiencias, cargadas de emotividad, lo impulsan a buscar su propia identidad dentro de un mundo que reacciona de manera ambigua ante su evolución.
US Robots and Mechanical Men, junto con la sociedad en su conjunto, atraviesan diversas etapas de aceptación y rechazo hacia la existencia de robots como Andrew. La novela examina con agudeza estas dinámicas, planteando preguntas trascendentales sobre qué define a la humanidad. A través de la evolución de Andrew, se ofrece una visión especulativa sobre el futuro de la sociedad y la colonización de nuevos territorios, como un liberal desarrollo lunar.
A pesar de su impresionante planteamiento, la novela presenta ciertos desafíos que podrían restar a su impacto. La estructura repetitiva de Andrew superando barreras evolutivas, sólo para sentirse insatisfecho y buscar nuevas metas, puede resultar monótona. Además, el relato carece casi por completo de acción, salvo por un incidente menor en una biblioteca. Por último, las acciones del Andrew más desarrollado a veces parecen contradecir las icónicas Tres Leyes de la Robótica, lo cual podría desconcertar a los lectores más familiarizados con el universo de Asimov.
No obstante, "El robot humano" también ofrece logros notables. La conexión entre esta novela y la antología "Yo, robot" añade una capa de profundidad apreciada por los seguidores de Asimov. Las contribuciones de Silverberg, en particular las explicaciones biológicas que acompañan la transformación de Andrew, enriquecen la narrativa. El desenlace inesperado de la historia actúa como un poderoso alegato a favor de la imperfección humana, dejando una resonante reflexión sobre la esencia de ser humano.
