"El sexo de los ángeles", una obra de Terenci Moix, nos transporta a la Barcelona de los años sesenta, un periodo marcado por el renacer cultural y la búsqueda de una nueva identidad autonómica y lingüística. Este libro, que ganó el Premio Ramón Llull en 1992, es un retrato vivaz y nostálgico de una época de efervescencia intelectual y social, visto a través de los ojos de una juventud dorada que experimentó el confort y la libertad de expresión en una España que empezaba a abrirse al mundo.
La estructura del libro se compone de una serie de crónicas que capturan la esencia de aquellos tiempos en Barcelona. Moix, con un estilo irónico y una aguda capacidad para la parodia, nos introduce en un universo donde las alusiones culturales y las referencias en clave pintan un cuadro de un círculo intelectual abigarrado y vibrante. Sin embargo, este entramado de simbolismos puede resultar complejo y oscuro para aquellos no familiarizados con el contexto, transformando la lectura en un laberinto de ideas y críticas mordaces.
La figura central del libro, Lleonard Pler, es un enigma envuelto en contradicciones. Descrito de maneras diversas por quienes le conocieron, Pler es a la vez adorado y criticado, un reflejo de la dualidad que caracterizaba a la sociedad de la época. Su muerte lo transforma en un mito, un icono de la Barcelona literaria que luchaba por reinventarse y desmarcarse de la sombra opresiva de la dictadura. Pler, posiblemente un alter ego de Moix o una amalgama de sus fantasías, encarna el espíritu de una generación que desafiaba las normas establecidas y buscaba su propio camino en el ámbito cultural y social.
Finalmente, "El sexo de los ángeles" plantea interrogantes sobre la naturaleza de la literatura y la creación artística. Moix cuestiona lo que define a un verdadero artista y explora la delgada línea entre la genialidad y la mera labor de escribir. Con un estilo provocador y a veces escandaloso, el autor no solo ofrece una crónica de su tiempo sino que también invita a reflexionar sobre el papel del intelectual y del artista en la sociedad.
En resumen, esta obra no solo es un testimonio de una época de cambios sino también un estudio sobre la complejidad de la identidad, la literatura y la vida misma. A través de "El sexo de los ángeles", Moix nos ofrece un espejo en el que se reflejan tanto las grandezas como las miserias de una generación que buscaba su lugar en un mundo en constante transformación.