En "El temblor de la falsificación", Patricia Highsmith nos sumerge en un turbulento viaje psicológico y moral a través de su protagonista, Howard Ingham. Llegando a Túnez con la intención de encontrarse con un director de cine para trabajar en un guión, Howard se encuentra aislado y desconcertado por la falta de comunicación tanto de su colaborador como de su novia en Nueva York. En esta atmósfera de incertidumbre y aislamiento, decide comenzar a escribir una novela sobre un hombre que lleva una doble vida amoral.
La trama se complica cuando Howard forja amistades cuestionables con un americano aficionado al whisky y con intereses en la Unión Soviética, y un danés con fuertes prejuicios contra los árabes. Estas relaciones, junto con la tensión creciente en el ambiente tunecino, lo impulsan a quedarse en el país incluso cuando recibe malas noticias desde Estados Unidos.
Highsmith, conocida por su habilidad para crear personajes complejos y situaciones moralmente ambiguas, no decepciona en esta obra. Howard, atrapado en una red de mentiras, sospechas y violencia sutil, se encuentra cada vez más desapegado de su vida anterior y más arraigado en su nueva realidad tunecina. La novela que Howard escribe refleja su propia transformación, blanqueando las líneas entre la ficción y la realidad, entre el bien y el mal.
Considerada por muchos, incluido Graham Greene, como la mejor obra de Highsmith, "El temblor de la falsificación" no solo ofrece un thriller psicológico, sino que también plantea preguntas profundas sobre la autenticidad, la culpa y la moralidad. La narrativa, rica en atmósfera y tensión, mantiene al lector inquieto y comprometido, haciéndole cuestionar la verdad detrás de las apariencias y las decisiones de los personajes. La habilidad de Highsmith para construir una atmósfera absorbente y personajes que navegan en la ambigüedad moral es evidente, haciendo de esta novela una lectura esencial para quienes buscan profundidad y complejidad en su literatura.