Liam O'Callaghan y Grace Fitzgerald, los protagonistas de "El tiempo que tuvimos" de Cherry Chic, comparten una conexión única que trasciende el tiempo y la distancia. Desde la infancia, han sellado su amistad bajo el pacto de encontrarse cada dos años en el solsticio de verano para renovar su contrato de amistad, firmado y enterrado en una cajita bajo el Árbol de las Hadas. Esta tradición, imperturbable como su vinculación, parece inquebrantable.
La novela narra, con una delicadeza exquisita, cómo estos dos personajes crecen y evolucionan juntos, enfrentándose a las dulzuras y amarguras de la vida. Cada encuentro bajo el árbol es un refugio seguro, un momento fuera del tiempo, lleno de promesas y sueños compartidos. Pero la vida, en su imprevisibilidad, presenta un desafío devastador cuando el padre de Grace cae enfermo, llevando a la familia a trasladarse a Estados Unidos. Este giro inesperado desgarra el tejido de su cotidianidad, alejando a Grace de su hogar, de Liam y del futuro que ambos habían imaginado.
A medida que los años pasan, la distancia y las nuevas realidades de vida moldean sus existencias de manera distinta. Las conversaciones, antes fluidas y constantes, comienzan a espaciarse, reduciéndose a intercambios esporádicos en fechas significativas. La novela explora con profundidad cómo el amor y la amistad se transforman con el tiempo, enfrentando a los personajes a la esencia de sus sentimientos y a la posibilidad de perderse mutuamente en el proceso.
"El tiempo que tuvimos" es una obra que captura la esencia de las relaciones humanas, con sus altibajos, sus momentos de certeza y sus interrogantes. Cherry Chic nos ofrece una historia conmovedora donde el amor, la pérdida, la esperanza y el reencuentro se entrelazan en un baile delicado y emotivo. Es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, el lazo que une a las personas puede ser más fuerte que el tiempo y la distancia, y que el destino, a veces, tiene planes que solo el corazón puede entender.
