En "El títere y el enano: El núcleo perverso del cristianismo", Slavoj Žižek ofrece una provocadora relectura del cristianismo desde una perspectiva que fusiona el psicoanálisis lacaniano y el materialismo histórico. Žižek examina cómo las estructuras simbólicas del cristianismo han configurado profundamente el orden social y político, sirviendo como un andamiaje ideológico que legitima los mecanismos disciplinarios del estado moderno.
El autor argumenta que las instituciones como la ley, la justicia y la democracia están construidas sobre cimientos frágiles, ocultando más de lo que revelan. Para Žižek, el cristianismo no solo enmarca estas construcciones ficticias, sino que también encierra un núcleo perverso que se manifiesta en su administración del pecado y el concepto de salvación. Sin embargo, Žižek desafía la noción tradicional de pecado, sugiriendo que el verdadero problema radica en un universo predispuesto al pecado, donde solo unos pocos son elegidos para la salvación mientras el resto queda condenado.
La obra de Žižek también explora el cristianismo desde una perspectiva política, centrándose en la figura de Pablo y la comunidad de creyentes que él funda, que el autor describe como la primera versión de un colectivo revolucionario. En contraste con otras corrientes religiosas, Žižek ve el cristianismo como inherentemente inmanente, destacando la importancia de la semejanza en lugar de la Otredad, lo que deriva en profundas implicaciones filosóficas y políticas.
Un aspecto central de la crítica de Žižek es su reinterpretación del concepto de "Gran Otro" en el cristianismo, un término que toma del psicoanálisis lacaniano. Aunque el cristianismo afirma la existencia del Gran Otro, Žižek señala, siguiendo a Lacan, que este no existe realmente. La necesidad de prohibiciones y límites, características del comportamiento perverso, se refleja en la estructura de la religión cristiana.
En un giro audaz, Žižek se centra en el momento de la crucifixión de Jesús, resaltando su clamor de abandono como una duda radical en el corazón de la fe cristiana. Este instante de duda revela, según Žižek, la profunda perplejidad y contradicción en el núcleo del cristianismo, desafiando la narrativa dominante y ofreciendo una nueva comprensión de su influencia cultural e ideológica.
