En "Escritos pornográficos", Boris Vian desafía las convenciones literarias y sociales al abordar la literatura erótica bajo una perspectiva innovadora y provocadora. Basándose en su convicción de que la pornografía reside únicamente en la mente del pornógrafo, Vian explora la capacidad del lenguaje para evocar emociones profundas y alteraciones fisiológicas, independientemente del tema tratado. A través de su obra, argumenta que cualquier descripción, sea de un objeto inanimado o de una pareja apasionada, puede poseer una carga erótica similar.
La primera parte del libro está dedicada a un análisis detallado de la literatura con elementos obscenos o eróticos, centrándose especialmente en los influyentes trabajos del marqués de Sade y Henry Miller. Vian examina cómo estos autores han logrado, a través de su escritura, posicionar al lector en una experiencia emocional intensa. También critica a otros escritores, que considera de calidad inferior, aunque sin mencionarlos explícitamente, y plantea la vulnerabilidad del escritor frente al lector. En este contexto, la literatura erótica se perfila como una herramienta poderosa para provocar reacciones genuinas y, potencialmente, revolucionarias.
En la segunda parte, Vian pone en práctica su teoría con una serie de textos originales. Estos incluyen poemas que exploran el tema del sexo con un estilo distintivo, relatos cortos que combinan humor y erotismo, y culminan en una intrigante historia erótica de vampiros. A través de estos escritos, Vian demuestra su habilidad para "calentar, divertir y subvertir", como lo describe Félix Romeo en el prólogo de la edición. El autor francés se sumerge en el concepto de "enseñar deleitando", encontrando en el erotismo un nuevo significado, más irreverente y cargado de humor.
"Escritos pornográficos" no solo es una colección de textos eróticos, sino también un manifiesto sobre el poder transformador de la literatura. Boris Vian invita al lector a reconsiderar sus prejuicios sobre el erotismo y a explorar la frontera entre lo sensual y lo intelectual. En su plenitud creativa, Vian ofrece una obra que no solo entretiene, sino que también desafía y estimula al lector a imaginar un futuro donde la literatura erótica puede ser un catalizador de cambio y revolución cultural.