Espejo de avaricia, obra de teatro escrita por Max Aub, nos presenta una sátira contemporánea que explora los límites de la codicia humana a través de la figura de un padre avaro y su hijo, cuya reciente experiencia del amor pone en contraste los valores materiales frente a los emocionales. Ambientada en un entorno familiar, la obra despliega una comedia de enredos donde las verdaderas intenciones y naturalezas de los personajes se revelan poco a poco, mostrando que la avaricia no es exclusiva del padre, sino un reflejo de una sociedad más amplia.
El conflicto central surge cuando el hijo se enamora y desea vivir una vida plena y generosa, lo cual entra en choque directo con la filosofía de vida de su padre, cuya vida gira en torno a la acumulación y conservación de la riqueza. Esta tensión se convierte en el motor de la trama, donde cada personaje, desde los más cercanos hasta aquellos que parecen nobles, están influenciados en mayor o menor medida por la avaricia. A través de diálogos agudos y situaciones cómicas, Aub critica la hipocresía social y la corrupción moral que a menudo se esconde detrás de las fachadas respetables.
La obra, aunque catalogada por algunos críticos como una "comedia menor" con un final abrupto, ofrece una reflexión profunda sobre cómo los valores materiales pueden corromper las relaciones humanas y distorsionar los principios éticos en la sociedad contemporánea. Aub, con su característico ingenio y mordacidad, utiliza esta pieza para cuestionar y satirizar la avaricia que, según muestra, se encuentra no solo en individuos específicos, sino como un elemento difundido en toda la estructura social.
Espejo de avaricia es una obra que, a pesar de no revolucionar el teatro de su tiempo como lo hicieron contemporáneos como Brecht o Beckett, se sostiene por su habilidad para entretener y provocar reflexión. La obra nos invita a mirar más allá del dinero y valorar las relaciones humanas y la integridad personal como las verdaderas riquezas de la vida.