El pensador francés Voltaire, en su obra Filosofía de la Historia publicada en 1765 bajo el pseudónimo del abate Bazin, ofrece una visión revolucionaria y crítica de la historia que rompe con la interpretación providencialista dominante en su tiempo. Este libro es un intento audaz de reinterpretar la historia del mundo antiguo a través de una lente secular y racionalista, reflejando los ideales de la Ilustración.
En Filosofía de la Historia, Voltaire explora las civilizaciones de la antigüedad, como las sociedades orientales y clásicas, y las enfrenta a las tradiciones judeocristianas. Esta confrontación no solo sirve para cuestionar las narrativas establecidas, sino también para rechazar completamente la perspectiva religiosa de la historia. Voltaire utiliza su característico ingenio para argumentar que culturas como la egipcia son relativamente más recientes y menos interesantes en comparación con otras como la caldea o la china. Además, equipara los misterios eleusinos con logias modernas como la masonería y describe a los intelectuales antiguos como precursores de los ilustrados de su época.
La obra también se destaca por su crítica dura hacia la cultura judía, a la que Voltaire acusa de basarse en textos falsificados y de carecer de la ilustración moral y tolerancia que él atribuye al mundo grecorromano. A través de estas comparaciones, el autor propone una nueva fe secular y racional en el progreso humano, opuesta a la esperanza trascendente del cristianismo que promete un final escatológico individual y apartado del flujo de la historia y el tiempo.
Publicado inicialmente de manera anónima y atribuido a una imprenta ficticia en Ginebra y Amsterdam, Filosofía de la Historia provocó numerosas controversias y debates, a lo que Voltaire respondió con su obra La Défense de mon oncle. Posteriormente, el autor integraría este texto en su más amplio Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones, reafirmando su compromiso con una interpretación histórica basada en la razón y el análisis crítico.
Esta obra no solo es fundamental para entender el desarrollo de la disciplina conocida como Filosofía de la Historia, sino que también ofrece una perspectiva única y crítica de las narrativas históricas tradicionales, marcando un antes y un después en el estudio de la historia desde una perspectiva ilustrada y racionalista.
