En "Física", Aristóteles establece los cimientos de su visión cosmológica, una síntesis de filosofía natural que permeó el pensamiento occidental hasta la revolución científica. Esta obra, junto con "Sobre el cielo" y "Acerca de la generación y la corrupción", constituye el núcleo de sus exploraciones sobre la naturaleza, el movimiento y la composición del universo. Aristóteles introduce el concepto de los cuatro elementos —tierra, agua, aire y fuego— que buscan su lugar natural en un universo geocéntrico, con la tierra inmóvil en su centro.
El filósofo griego profundiza en la dinámica de estos elementos, explicando cómo su movimiento natural hacia arriba o hacia abajo está determinado por su "gravedad" o "levedad". Además, introduce el éter, un quinto elemento incorruptible, presente en los cielos, responsable del movimiento circular perfecto de los astros. Este elemento esencial distingue al cosmos celestial, eterno e inmutable, del sublunar, donde ocurren la generación y la corrupción.
Aristóteles también aborda conceptos como la relación entre la densidad de un medio y la velocidad de los objetos que se mueven a través de él, negando la existencia del vacío al argumentar que un movimiento en dicho espacio sería infinitamente rápido. Su teoría del continuo implica que la materia no puede ser atómica, ya que los espacios vacíos entre átomos esféricos no son posibles. Además, define el tiempo en relación con el movimiento, articulando las nociones del "ahora", "antes" y "después".
El impacto de la física aristotélica fue monumental, dominando la ciencia y la filosofía durante casi dos milenios. Aunque sus teorías fueron eventualmente superadas por los avances de científicos como Copérnico y Galileo, la visión de Aristóteles sigue siendo relevante en ciertos contextos, como sostiene Carlo Rovelli, al ser aplicable dentro de su dominio de validez específico. En "Física", Aristóteles no solo nos ofrece un sistema cosmológico, sino también una metodología basada en la observación y la lógica, estableciendo las bases para la investigación científica futura.
