"Fotografías Veladas de la Lluvia" de Luis García Montero es un viaje lírico a través del tiempo y la memoria, enraizado en el paisaje emocional y físico de España. La obra, dedicada a Ramiro Fonte, se despliega en una serie de imágenes poéticas que exploran la melancolía de los recuerdos y la inevitable marcha del tiempo. García Montero utiliza la lluvia como metáfora recurrente para evocar la sensación de pérdida y la transitoriedad de la vida.
El poemario comienza con una evocación de los merenderos de septiembre, donde las últimas canciones del verano se desvanecen en el aire. Este escenario sirve como telón de fondo para reflexionar sobre la juventud y el paso inexorable hacia el otoño de la vida. La luz, descrita como una "flor envejecida", simboliza la belleza que se marchita y cae lentamente, marcando el fin de una estación y el comienzo de otra.
En estos versos, los objetos y los escenarios cotidianos cobran vida propia, aprendiendo a existir en el otoño antes que los propios seres humanos. La llegada repentina de la lluvia marca un cambio brusco de estación, llevando a hombres y mujeres a correr hacia el invierno, aún sorprendidos por la palabra "agosto". Esta lluvia no solo altera el clima, sino que también devuelve a España su "existencia de periódico antiguo", un país cubierto por las sombras del pasado y la nostalgia.
El autor reflexiona sobre cómo, a pesar de que el verano y los recuerdos pueden desvanecerse, la tendencia a volver a ellos es inevitable, impulsada por un deseo de reconectar con un tiempo percibido como más auténtico. Sin embargo, este retorno es doloroso y desarma al individuo, revelando una "memoria de la felicidad" que duele. La persistencia del pasado en la memoria individual se presenta como una fuerza tan natural y destructiva como la lluvia que borra los límites entre los objetos y las experiencias vividas.
Finalmente, García Montero cierra el círculo de reflexiones con una meditación sobre la muerte y el amor, sugiriendo que ambos, como la lluvia, no conocen fronteras y son inevitables. La última estrofa del poemario, donde la muerte encuentra las manos del poeta vacías, simboliza la aceptación de que todos los recuerdos y amores, al igual que las estaciones, eventualmente se desvanecen, dejando solo la lluvia como testigo silencioso de los tiempos pasados.
Con un lenguaje evocador y una profunda sensibilidad, "Fotografías Veladas de la Lluvia" se erige como una meditación poética sobre la impermanencia, la memoria y el doloroso pero hermoso ciclo de la vida y la naturaleza.