Publicada en el otoño de 1895, "Halma" es una de las obras más destacadas del ciclo "espiritualista" de las "Novelas españolas contemporáneas" de Benito Pérez Galdós. Escrita en su residencia de "San Quintín" en Santander, la novela sigue la vida de Catalina de Artal, condesa de Halma-Lautemberg, una mujer que rompe con las convenciones de su clase social aristocrática para confrontar las injusticias de su tiempo.
Catalina, viuda de un diplomático alemán y desilusionada con el sistema social vigente, decide crear una comunidad agrícola con una estructura monacal en el caserón familiar de Pedralba, un lugar ficticio que simboliza la España profunda. Su objetivo es practicar la caridad a gran escala, una alternativa a la sociedad burguesa que, a diferencia de proyectos anteriores en novelas como "Nazarín", no busca atacar directamente las bases de dicha sociedad, sino ofrecer un modelo de convivencia basado en la propiedad comunal y la autoadministración.
Para llevar a cabo su visión, Halma solicita la ayuda del Estado y de la Iglesia, encontrando en el camino tanto apoyo como resistencia. La novela reintroduce personajes de otras obras de Galdós, como Nazarín y Beatriz, y los pone en interacción con nuevos como Urrea, primo y esposo de Catalina, y el sacerdote Manuel Flórez, representante del dogmatismo católico. Estos personajes enriquecen la trama y aportan diversos puntos de vista sobre la viabilidad y la moralidad del proyecto de Halma.
Galdós utiliza "Halma" para explorar temas recurrentes en su obra, como el choque entre el idealismo individual y las estructuras sociales establecidas. A través de la lucha de Catalina, plantea un análisis crítico sobre el papel de la caridad y la propiedad privada en la sociedad, mostrando el frecuente choque entre los ideales personales y las realidades políticas y sociales. La novela se convierte así en un espejo de las tensiones y contradicciones del fin de siglo en España, reflejando las preocupaciones contemporáneas sobre el caciquismo y la desigualdad social.
Finalmente, "Halma", al igual que "Nazarín", se inspira en figuras literarias clásicas como Don Quijote, presentando a sus protagonistas como modernos caballeros andantes en busca de justicia social. Este enfoque no solo enriquece la narrativa, sino que también subraya la persistencia de ciertos ideales humanos a través de los tiempos, haciendo de "Halma" una obra profundamente humanista y reflexiva.