"Historia del cerco de Lisboa" es una novela intrincada y provocadora escrita por José Saramago, laureado con el Premio Nobel de Literatura. Publicado en 1989, este libro entrelaza realidad histórica y ficción especulativa para explorar las consecuencias de un simple acto de rebelión contra la autoridad establecida. La obra se sumerge en los géneros de ciencia ficción y ucronía, ofreciendo una narrativa alternativa a la historia conocida.
El protagonista, Raimundo Silva, es un corrector de pruebas algo solitario y meticuloso que trabaja en una editorial. Un día, mientras revisa un manuscrito que narra la historia del cerco de Lisboa, decide añadir un "no" en una frase crucial, alterando así el curso de la historia documentada. Esta modificación afirma que los Cruzados no apoyaron al rey portugués en la reconquista de Lisboa durante la Segunda Cruzada, a pesar de que históricamente sí lo hicieron. Este acto de desafío no solo cambia el texto que tiene entre manos, sino que también transforma su vida de manera irrevocable.
El "error" de Raimundo inicialmente provoca consternación entre sus superiores, pero María Sara, la nueva jefa de correctores y con quien Raimundo comienza un romance, ve un potencial creativo en el acto subversivo de Raimundo. Ella lo anima a reescribir la historia del cerco de Lisboa, especulando cómo habrían sido los eventos si los Cruzados no hubieran intervenido. Así, Raimundo se embarca en la creación de una obra de ficción histórica, mientras que simultáneamente, se desarrolla una relación amorosa entre él y María Sara.
La novela va más allá de la mera reescritura de la historia; explora temas profundos como la verdad, la memoria y el poder de las palabras. Saramago juega magistralmente con la idea de que la historia no es solo lo que está escrito en los libros, sino también lo que podría haber sido. Al entrelazar la vida personal de Raimundo con su tarea literaria, "Historia del cerco de Lisboa" también reflexiona sobre la soledad, el amor y la liberación personal a través de la escritura y la rebelión.
En última instancia, esta obra de Saramago es un testimonio del impacto transformador de desafiar las narrativas aceptadas y de la capacidad del individuo para reinterpretar el pasado. Con su estilo característico, que desafía las convenciones gramaticales y pone a prueba la paciencia del lector, Saramago no solo cuenta una historia, sino que también invita a reflexionar sobre cómo se cuenta la historia y quién tiene el poder de contarla.