"La calle", un relato de H.P. Lovecraft, nos sumerge en el oscuro devenir de una vía en Nueva Inglaterra, donde el tiempo y las circunstancias transforman un lugar próspero y honrado en un escenario de decadencia y horror. Escrito en 1919 y publicado inicialmente en 1920, este cuento se teje alrededor de una calle que, desde sus inicios, fue cincelada por hombres y mujeres de valor, provenientes de las "Islas Bienaventuradas" al otro lado del mar. Originalmente un simple sendero, este lugar crece hasta convertirse en una robusta comunidad, adornada con cabañas y casas robustas, protegidas contra las incursiones indígenas y enriquecidas con el legado de la Madre Patria.
Con el pasar de los siglos, la calle ve nacer y morir generaciones, cada una añadiendo y modificando la arquitectura y el espíritu del lugar. Pero la verdadera transformación ocurre tras la Primera Guerra Mundial, cuando la calle se convierte en refugio de inmigrantes que, lejos de compartir el honor y los valores de los fundadores, planean la destrucción del sistema establecido durante el Día de la Independencia. Este giro hacia el crimen y la conspiración marca un punto de no retorno para la calle, culminando en un evento sobrenatural en el que las mismas casas, como si poseídas por un espíritu vengador, se derrumban sobre los conspiradores, exterminándolos en un acto de apocalíptica justicia.
Este relato no solo explora temas de decadencia urbana y la pérdida de valores, sino que también refleja las controversiales visiones de Lovecraft sobre la inmigración y la pureza cultural, mostrando un marcado tono reaccionario y xenófobo. A pesar de estas perspectivas problemáticas, "La calle" ofrece un intrigante estudio de cómo los lugares pueden reflejar y reaccionar ante las corrientes más oscuras de la sociedad humana, sirviendo como un espejo de las tensiones y los miedos de su tiempo.
En última instancia, Lovecraft utiliza la calle como un personaje más, un testigo silencioso y finalmente, un ejecutor de un destino macabro, conectando el destino de un lugar con el carácter moral y las acciones de sus habitantes. "La calle" permanece como un ejemplo poderoso de cómo los espacios pueden ser más que meros fondos en la narrativa de terror, transformándose en protagonistas centrales de sus propias historias trágicas.
