Publicada en 1962 y ganadora del Premio Pulitzer, "La escapada" de William Faulkner, también conocida como "Los rateros" en otras ediciones, representa una obra significativa en la literatura del siglo XX. Esta novela, que se erige como la última gran obra del autor, ofrece una perspectiva más accesible y a la vez profunda de los temas recurrentes en la producción de Faulkner.
La historia se centra en un joven de once años que, en un acto de audacia y rebeldía, roba el automóvil de su abuelo. No lo hace solo; lo acompaña su chófer y un criado negro que, sin ser invitado, decide unirse a la aventura. Juntos, se dirigen hacía Memphis, desencadenando una serie de eventos que mezclan el humor con el análisis social y psicológico.
Narrada desde la perspectiva del niño, quien ahora es un anciano, la novela se convierte en una reflexión melancólica sobre la juventud y las decisiones impulsivas. A través de este viaje, Faulkner explora los conflictos sociales y los problemas psicológicos que afligen a sus personajes, al tiempo que dibuja un retrato nostálgico del pasado. Se detecta un tono más compasivo y menos dramático en comparación con otras obras del autor, lo que permite una conexión emotiva y humana más profunda con los personajes.
El relato se sitúa en el condado ficticio de Yoknapatawpha, un escenario recurrente en las obras de Faulkner, que refleja los cambios sociales y culturales en el Sur de Estados Unidos tras la guerra de Secesión. A través de esta localización emblemática, Faulkner no sólo cuenta una historia de aventuras juveniles, sino que también critica la decadencia de la vieja aristocracia sureña y el surgimiento de nuevas clases sociales.
Con "La escapada", Faulkner no solamente concluye su ilustre carrera literaria, sino que también ofrece una obra que, aunque quizá más asequible que otras de sus grandes novelas, no escatima en profundidad y enriquecimiento literario. Esta novela es una puerta de entrada ideal para los nuevos lectores de Faulkner y un añadido significativo a la colección de cualquier aficionado a su obra.