"La forma del agua", dirigida por Guillermo del Toro, es una obra cinematográfica que se entrelaza con temas de amor, diferencia y tiempo, situada en el contexto de la Guerra Fría en la década de 1960 en Estados Unidos. El filme sigue la vida de Elisa Esposito, una mujer muda que trabaja como empleada de limpieza en un laboratorio secreto del gobierno. Aquí, Elisa desarrolla un vínculo inesperado y profundo con una enigmática criatura marina que es objeto de experimentos por parte del gobierno.
La narrativa se construye alrededor de la interacción de Elisa y la criatura, destacando la soledad compartida que desemboca en un amor transcendental. Sin embargo, este vínculo se ve amenazado por el antagonista, un hombre que encarna la crueldad y la opresión, y cuya misión es explotar a la criatura para avanzar en la carrera armamentística contra la Unión Soviética. A través de este conflicto, del Toro explora la intolerancia y la represión en un entorno marcado por la división y el miedo.
La película es rica en simbolismo, especialmente en el uso recurrente del agua y los relojes, que representan el flujo del tiempo y la rutina que encapsula la vida de los personajes, así como la posibilidad de un amor eterno que desafía esas barreras. Estos elementos visuales, junto con un elenco diverso de personajes secundarios —un hombre gay, una mujer negra, y otros—, refuerzan el mensaje de Del Toro sobre la aceptación y la celebración de las diferencias.
Estéticamente, "La forma del agua" emplea técnicas visuales que rememoran los estilos de directores como Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, con planos largos que intentan capturar la esencia del tiempo pero que, según el crítico, a veces fallan en profundizar en la textura de lo narrativo. Del Toro utiliza un guion y una dirección de arte meticulosos donde cada detalle está cuidadosamente planificado, lo que para algunos podría restar espacio para la interpretación personal del espectador.
En resumen, "La forma del agua" es una fábula moderna que combina elementos de romance, horror y drama político para cuestionar nuestras percepciones de la normalidad y lo monstruoso. A través de su lente cinematográfico, Guillermo del Toro invita a los espectadores a reflexionar sobre el verdadero significado de la humanidad y la importancia del amor y la empatía frente a las adversidades y los prejuicios sociales.