"La lluvia de París", escrita por Lorenzo Silva, es la última entrega de la trilogía de Getafe, presentando como protagonista a Silvia, la chica más admirada del instituto y del barrio. La historia se desenvuelve cuando Silvia, tras ser descubierta por André, un director de cine polaco radicado en París, se embarca en la promesa de una carrera cinematográfica en la ciudad de la luz. Este giro prometedor en su vida la lleva primero al umbral de la fama, ofreciéndole un taste de la gloria que siempre soñó.
En París, Silvia experimenta el vertiginoso ascenso hacia el estrellato, pero pronto se enfrenta a la realidad de los sueños que no siempre se cumplen como uno espera. Este encuentro con la desilusión y la crudeza del mundo del espectáculo la empuja hacia un abrupto viaje de madurez, forzándola a confrontar la distancia entre las expectativas idealizadas y la realidad. A través de su lente, Silva explora no solo el deslumbramiento y las sombras de la industria del cine, sino también el proceso de crecimiento y autodescubrimiento de una joven mujer.
La novela, escrita entre noviembre de 1999 y julio de 2000, es un tributo a Getafe, la ciudad que Silva llama hogar, y responde al deseo de sus lectores de ver a Silvia, al igual que sus amigas Laura e Irene en obras anteriores, tomar el centro del escenario. Al mismo tiempo, el autor se adentra en la dinámica de la amistad femenina, un tema a menudo trivializado, ofreciendo una narrativa que, aunque escrita por un hombre, busca resonar con autenticidad y profundidad emocional en su audiencia predominantemente femenina.
La crítica ha elogiado la capacidad de Silva para tejer la evolución psicológica de sus personajes con un lenguaje cuidado y un manejo excepcional del ritmo narrativo, aunque algunos señalan que la estructura y desenlace de la novela guardan muchas similitudes con las entregas previas de la trilogía. A pesar de estas observaciones, "La lluvia de París" se destaca por su narrativa fluida y su capacidad para entretener y provocar reflexión sobre la juventud y los ideales desvanecidos.