"La noche", obra teatral de José Saramago, nos transporta a la tensa y decisiva noche del 24 al 25 de abril de 1974 en un diario de Lisboa, en medio del clímax de la Revolución de los Claveles. Esta pieza dramática, estrenada en 1979 y más tarde reestrenada en Granada en 1996 bajo la dirección de Joaquín Vida, explora las dinámicas y conflictos que surgen entre los periodistas y editores mientras se desenvuelve el golpe que terminaría con la dictadura de Marcello Caetano en Portugal.
La trama gira en torno a las reacciones de los trabajadores del periódico ante las primeras noticias del levantamiento militar. La censura, un elemento omnipresente en su labor periodística, se enfrenta con un renovado anhelo de libertad y veracidad. Los personajes, atrapados en la redacción, debaten sobre la ética de su profesión y el compromiso con la verdad, mientras luchan con sus propios dilemas personales y políticos. Cada personaje representa una postura diferente, desde el escepticismo hasta la pasión revolucionaria, reflejando la compleja sociedad portuguesa de la época.
Saramago, a través de este intenso drama, no solo recrea un momento histórico crucial, sino que también reflexiona sobre temas eternamente relevantes como la libertad de prensa, la responsabilidad ética de los medios y el poder de la palabra impresa. Según el propio Saramago, la obra resalta la importancia de alinear la verdad con el respeto mutuo y el daño que las palabras pueden causar cuando no se manejan con cuidado.
El estreno de la obra en Granada fue influido por circunstancias personales de Saramago y el director Joaquín Vida, lo que añade una capa de profundidad y serendipia al montaje de la obra. Vida enfrentó el reto de mantener la tensión y la dinámica entre los doce personajes, quienes están presentes casi todo el tiempo en el escenario, y de utilizar elementos como la música y la iluminación para diferenciar y enriquecer los ambientes de la redacción y el despacho del director.
En suma, "La noche" es una obra que, aunque enmarcada en un evento específico de la historia portuguesa, dialoga con cuestiones universales y atemporales, resonando con las preocupaciones contemporáneas sobre la censura, la libertad de expresión y la integridad en el periodismo.