En "La nueva lucha de clases: Los refugiados y el terror", Slavoj Žižek, el prominente filósofo esloveno, desgrana los dilemas contemporáneos frente a los fenómenos del capitalismo global, centrando su análisis en las migraciones masivas y el surgimiento del terrorismo. Publicado en 2016 por Anagrama, este trabajo explora las tensiones y contradicciones inherentes a la Europa moderna a través del prisma de los refugiados, que emergen como figuras clave en el rediseño de la estructura social y política.
Žižek propone que los refugiados, lejos de ser meros buscadores de asilo, representan el "exterior descarnado" del sistema capitalista, desafiando la comodidad de las clases medias europeas que temen ser relegadas al estatus de excluidos. Esta confrontación ha dado lugar a diversas respuestas políticas e ideológicas, que van desde la ultraizquierda hasta la ultraderecha populista anti-inmigración, cada una con su propia visión del papel y el impacto de los migrantes en la sociedad.
El autor critica la tendencia a idealizar la integración de los refugiados, señalando que muchos llegan con costumbres que se resisten a abandonar y que pueden ser antitéticas con los valores occidentales como la libertad individual y los derechos de minorías como las mujeres y los homosexuales. Žižek argumenta en contra de la "renuncia estratégica" por parte de los izquierdistas occidentales, que implicaría tolerar prácticas opresivas en nombre de un supuesto objetivo antiimperialista mayor.
Paralelamente, Žižek aborda el fenómeno del terrorismo, representado primordialmente por grupos como ISIS, que con su estrategia de terror busca no solo desestabilizar a Occidente sino también cerrar las puertas a la modernización en sus propias regiones, dejando como única vía la radicalización. El terrorismo y la migración son presentados como dos caras de la misma moneda, ambas producto de y respuesta a las disfunciones del capitalismo global.
Finalmente, el libro invita a una reflexión sobre cómo Europa puede redefinirse a sí misma aprovechando la "crisis de los refugiados" para establecer una nueva base para la solidaridad global. Žižek ve en los refugiados la potencial fuerza transformadora capaz de fundamentar un cambio hacia una sociedad más justa e igualitaria. A través de esta lente, el filósofo explora no solo la justicia social sino también temas ambientales y tecnológicos, subrayando la urgencia de abordar estas cuestiones desde una perspectiva que reconozca y solucione las contradicciones del sistema actual.