"La selva sin amor", escrita por el célebre Félix Lope de Vega y estrenada en 1627 en el Alcázar de Madrid, es considerada la primera ópera representada en España. Este singular evento marcó un hito en la historia de la música y del teatro español al introducir el estilo recitativo, un formato hasta entonces desconocido en España. Aunque la música, compuesta por Bernardo Monanni y Filippo Piccinini, se ha perdido con el tiempo, el texto de Lope de Vega sigue siendo un testimonio de la riqueza cultural de la época.
La obra es una égloga pastoral que se desarrolla en un acto dividido en siete escenas, en las que se mezclan el diálogo y el canto en un entorno bucólico. La trama gira en torno a las interacciones de varios pastores y ninfas, personajes típicos del género pastoral, que discuten temas de amor y belleza en un entorno idílico. La obra se inicia con un prólogo en el que Venus y Amor establecen el tono de la narrativa, centrada en las complejidades del amor y los caprichos del deseo.
El estreno de "La selva sin amor" fue un espectáculo visualmente impresionante gracias a la escenografía diseñada por Cosimo Lotti, un ingeniero florentino traído a España por la nobleza para trabajar en la corte de Felipe IV. Lotti, junto con su ayudante Pietro Francesco Gandolfi, crearon un montaje que incluía máquinas semovientes y efectos visuales avanzados para la época, como escenarios con bastidores móviles que aportaban profundidad espacial, efectos de olas marinas y un faro iluminado. La escena era dominada por un carruaje en el que Venus, la diosa del amor, se paseaba tirada por cisnes, mientras que Amor flotaba en el aire, supervisando la escena desde arriba.
A pesar de su innovación y la magnificencia de su puesta en escena, "La selva sin amor" no logró consolidar el género de la ópera en España, y su estilo recitativo no tuvo una trascendencia significativa en el desarrollo posterior del teatro musical español. Sin embargo, la obra permanece como un testimonio fascinante del intento de integrar las formas artísticas italianas en la corte española del siglo XVII y de la versatilidad literaria de Lope de Vega, quien logró fusionar poesía, música y performance en un solo acto lleno de belleza y emoción.
