En la encíclica "Laborem Exercens" o "Sobre el trabajo humano", publicada el 14 de septiembre de 1981 por el Papa Juan Pablo II, se aborda la importancia del trabajo desde una perspectiva cristiana en conmemoración del 90º aniversario de la encíclica "Rerum Novarum". Este documento es el tercero del pontífice y forma parte esencial de la Doctrina Social de la Iglesia.
El contexto de "Laborem Exercens" es significativo, pues su publicación fue pospuesta debido a un intento de asesinato contra el Papa dos días antes de la fecha original prevista. A pesar de estos contratiempos, la encíclica aborda temas de relevancia continua como el aumento del uso de la tecnología, especialmente en la información, comparándolo con los cambios que trajo la Revolución Industrial. Además, señala problemas ambientales emergentes y la escasez de recursos naturales como el petróleo, subrayando la necesidad de preservar el medio ambiente.
Uno de los puntos centrales de la encíclica es la dignidad del trabajo, que Juan Pablo II fundamenta en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, en particular el libro del Génesis, donde se establece que el trabajo es una dimensión fundamental de la existencia humana y no simplemente un resultado del pecado original. El Papa enfatiza que el trabajo es esencial para la naturaleza humana y que el hombre, creado a imagen de Dios, es el sujeto central del trabajo.
Además, Juan Pablo II aborda la importancia de los sindicatos y la justicia social en el ámbito laboral. Aunque no mencionado directamente en la encíclica, su conocimiento y relación con movimientos sindicales como Solidaridad en Polonia, fundado por Lech Wałęsa, reflejan su postura favorable hacia estas organizaciones como exponentes de la lucha por la justicia social y elementos constitutivos del orden social y de solidaridad.
"Laborem Exercens" no solo actualiza la Doctrina Social de la Iglesia en relación con los tiempos modernos, sino que también profundiza en la reflexión sobre el trabajo humano, destacando su valor intrínseco y la necesidad de una participación más justa y equitativa en la economía global, especialmente para los países en desarrollo. Este documento es un testimonio de la constante preocupación de la Iglesia por las cuestiones sociales y laborales en un mundo en rápida evolución.