"Las adelfas", una obra teatral en verso escrita por Manuel y Antonio Machado y estrenada en 1928, sumerge al espectador en un intenso drama de pasiones y descubrimientos en la aristocrática España de principios del siglo XX. La historia sigue a Araceli, duquesa de Tormes, quien se ve atrapada en las garras de un tormento persistente tras el aparente suicidio de su esposo, Alberto. En busca de alivio y respuestas, Araceli recurre a su amigo Carlos Montes, un médico, para desentrañar los misterios que rodearon la vida y muerte de Alberto.
A través de reveladoras conversaciones con aquellos que conocieron al difunto, se expone la verdadera naturaleza de Alberto. Descrito por muchos como un irresponsable con el patrimonio familiar y un donjuán irredimible, su imagen se desmorona a medida que se revelan sus múltiples facetas. La trama se complica cuando se descubre que Araceli, quien nunca lo amó verdaderamente, se ve obligada a vender la finca familiar "Los Adelfos" en Córdoba debido a las deudas dejadas por Alberto.
Paradójicamente, mientras desenreda la madeja de su pasado, Araceli se encuentra con Salvador Montoya, otro conocido seductor. Sin embargo, a diferencia de su relación con Alberto, Araceli se enamora genuinamente de Salvador, lo que añade una capa de complejidad emocional a su ya tumultuosa vida. La obra culmina con un tono de comedia y promesa de felicidad, contrastando con los temas más oscuros de donjuanismo y desilusión que la preceden.
A pesar de que el estreno de "Las adelfas" no alcanzó un éxito masivo y fue recibido con cierta indiferencia por la crítica, que no logró captar completamente su esencia o profundidad, la obra se mantuvo en cartelera durante veintiocho días en Madrid y tuvo representaciones en otras ciudades españolas. La obra desafía las interpretaciones tradicionales y se distancia irónicamente del psicoanálisis, un tema en boga en la época, pero que los Machado tratan con escepticismo y retranca.
En "Las adelfas", los Machado exploran la complejidad del alma humana y el desengaño amoroso con un lenguaje rico y personajes profundamente dibujados, ofreciendo una visión crítica y a la vez poética de la aristocracia y las relaciones humanas. Con un final inesperadamente esperanzador, la obra se erige como un testimonio de la resiliencia del corazón y la inesperada redención que a veces encontramos en el amor.