'Las corrientes del espacio', escrita por Isaac Asimov en 1952, es la segunda entrega de la Serie del Imperio Galáctico, parte integral del vasto Universo de la Fundación. Ambientada alrededor del año 11,000 d.C., la historia se desarrolla durante el ascenso de Trántor, que pasa de ser una mera potencia regional a convertirse en un formidable Imperio Galáctico, abarcando aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.
En el corazón de la novela se encuentra la relación entre dos planetas: Sark y Florina. Sark, independiente y poderoso, explota Florina por su única y valiosa producción: el kyrt, una fibra extraordinaria que solo puede cultivarse en Florina. Este vínculo refleja las dinámicas coloniales del siglo XX, con los florinianos obligados a trabajar en condiciones de servidumbre mientras son considerados inferiores por los sarkitas. Trántor, con ambiciones de expansión, observa con interés esta relación, deseando incorporar ambos planetas a su creciente dominio.
El doctor Selim Junz, nativo del planeta Libair, se muestra compasivo con la situación de los florinianos. Libair, al igual que Liberia en África, es hogar de individuos de piel morena, lo que resalta las tensiones raciales que aún persisten en algunos rincones de la galaxia. Esta compleja red de relaciones interplanetarias se complica aún más cuando Rik, un analista del espacio con amnesia inducida por una sonda psíquica, comienza a recordar un descubrimiento alarmante.
Rik, originario de la Tierra, revela que el sol de Florina está en camino de convertirse en una nova, alimentado por el carbono de las misteriosas "corrientes del espacio", similares a corrientes oceánicas. Este fenómeno es, de hecho, lo que permite el cultivo del kyrt en Florina, ya que la longitud de onda especial de luz emitida por el sol en su proceso hacia la nova es excepcionalmente rara.
La inminente destrucción de Florina pone en peligro la fuente de riqueza de Sark, quien se muestra reacio a aceptar la realidad de la catástrofe inminente. Trántor sugiere una solución: comprar el planeta, una propuesta costosa pero que podría ser recompensada con buena voluntad en el futuro. A medida que las tensiones políticas escalan, la novela explora temas de explotación colonial, racismo y el costo de la expansión imperial.
A pesar de que el Imperio Galáctico aún no se ha consolidado por completo, Trántor ya controla la Tierra, un planeta en gran parte radioactivo. A lo largo de la narrativa, se menciona la idea de evacuar la Tierra, pero Rik, en un acto de firme resistencia, rechaza vehementemente esta posibilidad, insistiendo en la importancia de preservar su planeta natal.
