En "Lo imaginario", obra teórica y filosófica de Jean-Paul Sartre, el autor se sumerge en el estudio profundo de la imaginación como una facultad esencial de la conciencia humana que nos permite crear y manipular objetos que no existen en la realidad tangible. Publicado en 1940, este tratado precede y sienta bases para las ideas que Sartre desarrollará en sus obras posteriores como "El ser y la nada" y "Crítica de la razón dialéctica".
Sartre define lo imaginario como aquellos objetos que son creaciones puras de nuestra mente, no teniendo existencia real fuera de ella. Estos objetos imaginarios, según Sartre, son absolutos en el sentido de que su existencia depende enteramente de nuestra conciencia, y por ende, ofrecen una forma de negación del mundo real. Sin embargo, este acto de negación no permite a la imaginación aislarse completamente de la conciencia que inevitablemente está arraigada en el mundo real.
El objetivo principal de Sartre en este libro es revelar la función "irrealizante" de la conciencia o imaginación. A través de esta función, la imaginación no solo crea objetos que no existen en el sentido físico, sino que también posee la capacidad de modificar nuestra percepción y entendimiento del mundo. La imaginación, entonces, se convierte en un medio por el cual la conciencia puede liberarse temporalmente de las restricciones impuestas por la realidad material.
A lo largo del texto, Sartre explora diversos aspectos y patologías de la imaginación, como los delirios y las fantasías, que pueden tanto enriquecer como distorsionar nuestra percepción de la realidad. Argumenta que aunque la imaginación es una fuente de libertad y creatividad, también tiene el potencial de desencadenar conflictos internos y externos, especialmente cuando los objetos imaginarios se confunden con la realidad.
Finalmente, "Lo imaginario" no es solo un estudio sobre la imaginación, sino también una exploración de cómo esta facultad se relaciona con otros conceptos sartreanos como la libertad, el ser, y la nada. Al leer este libro, los lectores no solo ganan una comprensión más profunda de la imaginación según Sartre, sino también de cómo esta se entrelaza con la ontología existencialista que caracteriza toda su obra filosófica.