Los niños tontos, de Ana María Matute, es una colección penetrante y desgarradora de veintiún microrrelatos que exploran la inocencia perdida y la crueldad a través de los ojos de niños marginados por la sociedad. Publicada en 1956, esta obra no se dirige al público infantil a pesar de sus protagonistas, sino que ofrece una mirada cruda y a menudo sombría a las realidades que enfrentan estos jóvenes personajes.
Los relatos se centran en niños que son vistos como "tontos" no por falta de inteligencia, sino debido a su exclusión social causada por deformidades físicas, enfermedades y diferencias de clase social. Cada historia es una ventana a la vida de estos niños, mostrando cómo la sociedad y su crueldad inherente moldean sus experiencias y percepciones del mundo.
El tema de la muerte es recurrente y se presenta en doce de los microrrelatos, mientras que los restantes nueve comparten finales igualmente trágicos marcados por la infelicidad. Matute no solo aborda la crueldad entre los mismos niños, como se ve en "El hijo de la lavandera" y "La niña fea", sino también la brutalidad y la indiferencia del mundo adulto, como en "El corderito pascual", donde un niño enfrenta la pérdida de su amigo, un corderito, a manos de su propio padre.
Además de la muerte y la crueldad, estos cuentos exploran la pérdida de la inocencia. En "El niño al que se le murió el amigo" y "La niña que no estaba en ninguna parte", Matute describe cómo los símbolos de la infancia, como los juguetes, son descartados, señalando el tránsito doloroso hacia la adultez. Estos relatos destacan no solo la fragilidad de la infancia, sino también la dura realidad de crecer en un entorno que no perdona la debilidad ni la diferencia.
La publicación de Los niños tontos enfrentó grandes desafíos, incluyendo la censura durante el franquismo en España, que vio en estos relatos una amenaza potencial por su contenido crítico y su capacidad de invocar una reflexión profunda sobre las normas sociales. A pesar de estos obstáculos, la obra de Matute logró ver la luz, ofreciendo una colección de historias que son tan relevantes hoy como en el momento de su publicación.
En resumen, Los niños tontos es un testimonio conmovedor de la soledad y el abandono, narrado con la prosa poética y empática que caracteriza a Ana María Matute. Este libro no solo es una lectura esencial para entender las dinámicas de exclusión y malicia en nuestra sociedad, sino también un recordatorio de la resiliencia y la complejidad del espíritu humano frente a la adversidad.