En el corazón de una geografía ficticia y tumultuosa, Fernando Aramburu nos sumerge en "Los ojos vacíos", una novela de fantasía y realidad entrelazadas con maestría. Publicada en el año 2000, esta obra se desmarca notablemente de los relatos realistas posteriores del autor, como "Los peces de la amargura" y "El vigilante del fiordo", adentrándose en un universo donde la dictadura y la picaresca se mezclan en un relato de aventuras y aprendizaje.
La trama se desarrolla en Antíbula, un reino imaginario que se ve envuelto en caos y revueltas tras el asesinato de su rey, Carfán III. Narrada desde la perspectiva de un anciano que rememora su juventud, la historia sigue a un niño, hijo ilegítimo de un músico extranjero y una posadera, quien crece bajo la sombra de un abuelo tiránico y despiadado. A través de sus ojos, exploramos una infancia marcada por la crueldad y la opresión, pero también iluminada por momentos de humor y descubrimiento.
La novela se construye con una riqueza de personajes y situaciones que desbordan invención, desde la tristeza de la madre hasta las primeras experiencias del protagonista con los libros y el despertar de los sentidos. "Los ojos vacíos" se presenta casi como una novela histórica, con inserciones de documentos y hechos ficticios que enriquecen la narrativa, convirtiéndola en una alegoría de muchos estados que en algún momento han sido o podrían haber sido parodias de sí mismos.
Este trabajo de Aramburu, aunque pueda parecer repetitivo en su segunda mitad, es firme y está lleno de momentos que demandan del lector una suspensión total de la incredulidad. Ofrece una experiencia de lectura que promete ser tan divertida como reveladora, explorando temas de identidad, poder y la lucha contra la adversidad. "Los ojos vacíos" nos invita a cuestionar, a través de su rica textura fantasiosa e irrealista, si el compromiso ético y político debe limitar la creatividad literaria, un debate que el mismo Aramburu ha explorado a lo largo de su carrera.
Con "Los ojos vacíos", Fernando Aramburu no solo crea un mundo paralelo lleno de espejismos y esperpentos, sino que también plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la sociedad y el arte. Una lectura recomendable para aquellos que buscan en la literatura un espacio para la reflexión y el asombro.