En "Los perros ladran", una colección de escritos inéditos en nuestro país hasta la fecha, Truman Capote nos ofrece una mirada introspectiva y profundamente personal a través de un conjunto de textos que abarcan tres décadas de su vida, desde 1942 hasta 1972. Este volumen, que se acerca a ser una autobiografía no oficial del autor, nos lleva en un viaje por los diversos paisajes geográficos y humanos que marcaron su existencia.
Desde la infancia y adolescencia de Capote en Nueva Orleans y Nueva York hasta sus años de viajes por Italia, España, Tánger y Haití, esta obra se despliega como un "mapa en prosa" de sus experiencias. Bajo el rótulo de "Color local", Capote pinta con palabras los lugares y personajes que encontró en su camino. Entre ellos, figuras célebres como André Gide, Cecil Beaton, Colette y Greta Garbo, y otros menos conocidos pero igualmente memorables, como su criada siciliana y Hyppolite, el pintor haitiano. Destaca también la historia de Lola, el cuervo que se convirtió en su inusual mascota durante un año, ofreciendo uno de los relatos más conmovedores y peculiares del libro.
Además de las evocativas descripciones de lugares y encuentros, "Los perros ladran" incluye "Se oyen las musas", un segmento que expone el talento de Capote para la narrativa de "no ficción". En este relato, narra la histórica gira por Rusia en 1956 de la Everyman Opera, una compañía formada íntegramente por actores de color que representaron "Porgy and Bess". Este viaje no solo fue una iniciativa cultural pionera para suavizar las tensiones del Telón de Acero, sino que también brinda una visión crítica e incisiva de la Rusia soviética de la época, mostrando la habilidad de Capote para capturar la esencia de un momento y lugar con su característica mirada aguda.
"Los perros ladran" es, en definitiva, una obra esencial para entender no solo la vida y obra de Truman Capote, sino también para apreciar su habilidad única para observar y describir tanto la belleza como la decadencia de los mundos que exploró. A través de este libro, Capote se confirma no solo como un gran narrador, sino como un cronista perspicaz de su tiempo y sus gentes.