'Los soldados lloran de noche', una obra evocadora de Ana María Matute, se adentra en las profundidades de la Guerra Civil Española mediante un relato que conecta con el alma del conflicto a través de sus personajes. La novela, publicada en 1963, es la segunda parte de una trilogía que explora los devastadores efectos de la guerra en la sociedad española, aunque cada libro se sostiene independientemente por su propia trama y personajes.
La historia se centra en Alejandro Zarco, conocido como Jeza, un soldado del bando republicano cuya vida y decisiones se convierten en el eje central del relato. A través de Jeza, Matute no solo narra los eventos de la guerra, sino que también explora los temas de liderazgo, idealismo y el espíritu de aventura. El personaje de Manuel, un joven de 20 años, sirve de puente entre esta obra y 'Primera memoria', permitiendo a los lectores seguir su evolución desde la adolescencia hasta la madurez.
Marta, la compañera de Jeza, introduce una perspectiva más íntima y personal de la guerra. A través de su historia familiar y su relación con Jeza, Matute profundiza en los efectos emocionales y psicológicos del conflicto en los individuos y sus relaciones. Los personajes secundarios, como Jorge de Son Mayor y Samano, añaden riqueza al relato, representando valores como el compañerismo y la amistad, mientras que otros como Raúl y Elena simbolizan el conformismo y la derrota.
La prosa de Matute, cargada de poesía y minuciosidad, dibuja un escenario bélico que es a la vez específico en su geografía —con escenarios que van desde Mallorca hasta Barcelona— y universal en su exploración del espíritu humano. La estructura del libro, dividida en tres capítulos titulados Arena, Lluvia y Niebla, refleja la progresión de la turbulencia exterior a la introspección más profunda, marcando el ritmo de una narración que es tanto histórica como profundamente personal.
'Los soldados lloran de noche' no es solo una novela sobre la guerra, sino una reflexión sobre cómo los individuos y las sociedades son moldeados por las circunstancias extremas. A través de su lente lírica y compasiva, Ana María Matute logra no solo contar una historia de la Guerra Civil, sino también invitar a la reflexión sobre la resistencia, la memoria y la capacidad humana de sobrevivir y adaptarse. Su reconocimiento, incluyendo el premio Fastenrach de la Real Academia Española, es un testimonio de su habilidad para capturar las facetas más complejas y humanas de la historia.
