"Mi vida sin mí", dirigida por Isabel Coixet, es una conmovedora película hispano-canadiense que explora la vida de Ann, interpretada por Sarah Polley, una joven madre y esposa que enfrenta una realidad devastadora tras descubrir que padece una enfermedad terminal. Consciente de que le queda poco tiempo, Ann decide ocultar su diagnóstico a su familia para protegerlos del dolor, mientras elabora una lista de cosas que desea realizar antes de morir para asegurarse de que sus seres queridos puedan seguir adelante sin ella.
La película se desarrolla en un tono íntimo y reflexivo, mostrando cómo Ann se esfuerza por completar su lista, que incluye desde cambiar la imagen de su madre (Deborah Harry) y encontrar una nueva pareja para su esposo Don (Scott Speedman), hasta grabar mensajes de cumpleaños para sus hijas para cada año hasta que cumplan dieciocho. A lo largo de su viaje, Ann desarrolla una inesperada amistad con Lee (Mark Ruffalo), un hombre que se convertirá en una parte crucial de su plan para asegurar la felicidad futura de su familia.
Inspirada por el relato corto "Pretending the bed is a raft" de Nanci Kincaid, Coixet adapta la historia con una sensibilidad que atraviesa profundamente el corazón de los espectadores, complementada por una emotiva banda sonora de Alfonso de Vilallonga. La película no solo explora la mortalidad y las decisiones difíciles que conlleva, sino también la capacidad del espíritu humano para buscar la luz incluso en los momentos más oscuros.
Con un elenco estelar que incluye a Amanda Plummer, Leonor Watling, María de Medeiros, y Alfred Molina, "Mi vida sin mí" es una obra que despliega profundidad emocional y narrativa, ganándose el reconocimiento en diversos festivales de cine. La actuación de Polley es particularmente destacada, recibiendo nominaciones por su papel, mientras que Coixet se lleva el premio por Mejor guion adaptado, consolidando la película como una imprescindible en el género dramático.
"Mi vida sin mí" nos deja con una reflexión sobre la impermanencia y cómo las elecciones personales pueden resonar y moldear las vidas de los demás, invitándonos a valorar cada momento y las relaciones que definen nuestra existencia.
