"Mirar", de John Berger, es una obra que desafía la percepción contemporánea al explorar cómo los medios de comunicación han transformado nuestra relación con la realidad. En un mundo donde la reproducción de imágenes a través de la fotografía, el cine, la televisión e Internet ha sustituido la experiencia directa, Berger invita a los lectores a reexaminar su forma de observar. Este libro es una antología de ensayos que guía al lector a través de un viaje visual y filosófico, enseñando a reconectar con el mundo visual de manera auténtica.
Berger no se limita a prescribir una forma única de observar; en lugar de ello, comparte su caja de herramientas para que cada uno pueda descubrir su propio modo de ver. Con la misma habilidad con la que un carpintero trabaja la madera, Berger utiliza las palabras para tallar nuevos caminos en nuestra comprensión, evitando los meandros de la alienación que a menudo acompaña al uso indiscriminado del lenguaje. En "Mirar", las palabras son una palanca que nos permite vislumbrar más allá de lo superficial, hacia el núcleo de lo que realmente significa ver.
En su índice, "Mirar" aborda temas diversos que van desde la razón por la que observamos a los animales hasta el papel de la fotografía en nuestras vidas. Berger examina obras de artistas como August Sander, Paul Strand, Millet, y Magritte, entre otros, demostrando qué hace que sus piezas sean valiosas. A través de estos análisis, Berger nos enseña a apreciar el arte y la fotografía no solo como objetos de consumo, sino como ventanas a diferentes realidades y perspectivas históricas.
El prólogo de Alfonso Armada establece el tono del libro, sugiriendo que el acto de ver es un acto de resistencia cultural en un mundo que busca homogeneizar el pensamiento y la percepción. Berger argumenta que, al recuperar nuestra capacidad de mirar, también recuperamos nuestra historia y nuestra capacidad de rebelión frente a las narrativas dominantes que buscan convencernos de que la historia y la disidencia son irrelevantes o aburridas.
"Mirar" se convierte así en una reflexión profunda sobre la historia como un relato compartido y comprensible, una invitación a liberarnos de las servidumbres impuestas por el poder. En un contexto donde la realidad se ha travestido en espectáculo, Berger nos recuerda que es posible volver a mirar el mundo como si fuera la primera vez, pero con la sabiduría acumulada de nuestras experiencias y vivencias.