Molloy, escrita por Samuel Beckett y publicada por primera vez en 1951, es la primera obra de la aclamada "La Trilogía" de Beckett, seguida por Malone muere y El Innombrable. Esta novela, profundamente influyente en la literatura del siglo XX, explora temas de alienación, desesperación y búsqueda de identidad a través de un estilo narrativo caracterizado por monólogos interiores intensamente reflexivos y a menudo desconcertantes. Ambientada en un lugar indeterminado que evoca la Irlanda natal de Beckett, Molloy se descompone en dos partes distintas, cada una centrada en un personaje diferente: Molloy y Moran.
La primera parte de la novela nos introduce a Molloy, un vagabundo que actualmente reside en la habitación de su madre. Desde este espacio confinado, Molloy relata con minuciosidad un viaje anterior, emprendido en su bicicleta con el propósito de encontrar a su madre. A lo largo de su odisea, Molloy se encuentra con varios personajes bizarramente pintorescos y enfrenta situaciones absurdas, como ser detenido por descansar de manera inapropiada, o matar accidentalmente al perro de una mujer. Su viaje, marcado por la confusión y la pérdida gradual de propósito, culmina en un acto de violencia que lo lleva de vuelta al confinamiento de su cuarto.
La segunda parte del libro se centra en Jacques Moran, un detective privado que es contratado por su misterioso superior, Youdi, para encontrar a Molloy. Acompañado por su hijo también llamado Jacques, Moran se adentra en un viaje que espeja el de Molloy en su estructura cíclica y su descenso hacia la locura. A medida que avanzan, enfrentan adversidades que deterioran tanto su físico como su psique, llevando a Moran a cuestionamientos teológicos y existenciales profundos. El viaje de Moran también termina en violencia y desorientación, dejándolo incapacitado y profundamente alterado, tanto que comienza a reflejar físicamente a Molloy al final de la novela.
En Molloy, Beckett desdibuja las líneas entre la búsqueda y la fuga, la identidad del perseguidor y del perseguido, creando una obra maestra de la literatura moderna que desafía las convenciones narrativas y obliga al lector a cuestionar la percepción de la realidad y la locura. La novela no solo es un pilar fundamental en la obra de Beckett, sino también en el panorama literario del siglo XX, ofreciendo un profundo comentario sobre la condición humana a través de su estructura innovadora y su prosa cautivadora.