En "No me dejes (Ne me quitte pas)", Máximo Huerta nos introduce en el mágico mundo de L'Étoile Manquante, una encantadora floristería en el corazón de París, regentada por el señor Dominique Brulé. Dominique, un hombre marcado por el desamor, encuentra consuelo en sus plantas, a las que cuida con devoción y fantasía, imaginándose que se mueven y mezclan por las noches. Esta floristería no solo es su refugio, sino también el de Mercedes y Tilde, dos españolas que, después de cuarenta años en Francia, se consideran más parisinas que madrileñas. Ambas comparten la soledad y el desengaño amoroso, creyendo que sus historias de amor son cosa del pasado.
La tranquila vida de estos tres personajes da un vuelco con la llegada de Violeta, una joven española que huye de un amor tóxico en Madrid. Su presencia aporta un nuevo aire a la floristería y despierta en cada uno de los personajes una esperanza renovada. Violeta, buscando escapar de su pasado, encuentra en Dominique, Mercedes y Tilde una especie de familia elegida. Juntos, exploran los temas del amor, la pérdida y la redención, mientras que la floristería sirve como un pintoresco telón de fondo para sus vidas entrelazadas.
El libro es una exploración tierna y a veces melancólica de cómo el corazón humano se adapta y sobrevive al desamor. Huerta utiliza la floristería como una metáfora de renacimiento y cuidado, mostrando que, al igual que las siemprevivas que pueden florecer sin agua, las personas también pueden encontrar la fuerza para continuar a pesar de las adversidades. A través de un narrador omnisciente que a veces cede la voz a sus personajes, Huerta teje una historia conmovedora sobre la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo.
"No me dejes (Ne me quitte pas)" es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano y de cómo, incluso en los momentos más oscuros, la vida puede florecer de nuevo. Con personajes que son fácilmente amables y una narrativa que abraza tanto la belleza de París como la complejidad del alma humana, Huerta ofrece una historia que es tanto un deleite visual como emocional.