"No oigo a los niños jugar" es la última creación de Mónica Rouanet, que regresa tras el éxito de su novela "Despiértame cuando acabe septiembre". En esta nueva entrega, Rouanet nos sumerge en un thriller psicológico que explora los límites de la mente humana y los oscuros recovecos del pasado. A través de la historia de Alma, una adolescente de 17 años que sobrevive a un grave accidente de coche, la autora teje una narrativa envolvente y cargada de misterio.
Después del accidente, Alma desarrolla un shock postraumático y es internada en una clínica psiquiátrica situada en una antigua mansión restaurada. Allí, rodeada de otros pacientes con variadas patologías, Alma empieza a ver a unos niños que solo ella puede observar. Estos encuentros fantasmales la conducen a un viaje a través de la historia del edificio y sus antiguos ocupantes. La realidad de Alma se entremezcla gradualmente con los misterios que han permanecido sellados por años tras las paredes de la casona, así como en los recovecos más profundos de su mente.
La novela se caracteriza por un ritmo trepidante y un suspense que atrapa al lector desde las primeras páginas. Rouanet no solo nos ofrece un enigma por resolver, sino que también profundiza en temas como la exclusión social y el dolor que conlleva ser diferente. Con una prosa sensible e intrigante, la autora consigue que las páginas fluyan de manera ágil, manteniendo al lector enganchado hasta el desenlace final.
Con "No oigo a los niños jugar", Mónica Rouanet demuestra una vez más su habilidad para describir las complejidades del ser humano. Este thriller psicológico no solo es una historia de misterio absorbente, sino también un estudio sobre la condición humana y los fantasmas personales y colectivos que nos acechan. Los elogios de otras figuras literarias como Elia Barceló y Víctor del Árbol confirman que esta obra es una puerta que, una vez abierta, invita al lector a enfrentar esos silencios que tanto nos advierten y que, inexorablemente, decidimos ignorar.
