En No sólo fuego, Benjamín Prado teje una narrativa cautivadora que explora los efectos devastadores de la Guerra Civil Española a través de los ojos de una familia dispersa por el exilio. La historia se despliega en diversos paisajes de América Latina, incluyendo Costa Rica, Panamá, El Salvador y México, donde cada ubicación añade profundidad a la saga de amor, decepción y pérdida que se relata.
La novela se sumerge en la vida de Truman, hijo de republicanos purgados por el franquismo, que se convierte en el nexo entre pasado y presente mientras narra historias de su familia a las nuevas generaciones. Samuel y Ruth, una pareja cuyo matrimonio se desintegra bajo el peso de sus sueños rotos y promesas incumplidas, luchan por encontrar sentido en un futuro que parece cerrarse ante ellos. Marta, atrapada en un amor tóxico, y Maceo, un joven marcado por el destino tras ser alcanzado por un rayo, completan el cuadro de personajes cuyas vidas están tejidas por la tragedia y la esperanza.
Prado utiliza estos personajes para explorar temas como la memoria y su papel en la lucha contra el olvido, así como su potencial para avivar rencillas y resentimientos. No sólo fuego se convierte así en una reflexión sobre el poder destructivo y curativo de recordar, donde cada recuerdo tiene el potencial tanto de sanar como de herir. La historia también actúa como una metáfora de las consecuencias del fracaso y el engaño, explorando cómo el peso de las esperanzas perdidas puede afectar a las generaciones.
Esta obra, que ha sido reconocida con el Premio Andalucía de Novela en 1999, no ofrece simplemente una trama lineal, sino una serie de historias entrelazadas que se mueven fluidamente entre el pasado y el presente, revelando poco a poco cómo cada personaje lidia con sus propias batallas internas y externas. En última instancia, No sólo fuego es una poderosa narrativa sobre la capacidad de los seres humanos para enfrentar adversidades extremas, buscar redención y, a veces, encontrar la paz en los lugares más inesperados.
Con una prosa serena y cuidadosamente dirigida, Benjamín Prado nos ofrece una novela que no sólo narra eventos, sino que invita a la reflexión sobre la complejidad de la memoria y la identidad personal frente a los ineludibles desafíos de la vida.